Domingo es el día de rever parientes, al padre, la madre, el hijo, el hermano, el ahijado, sobrinos y sobrinas, que amamos bastante y que no vemos hace un buen tiempo. Es día de diversión sana, … en algún lugar aún existe el pre-estreno; es día de disfrutar la flojera y aprovechar la vida, visitar amigos, de celebrar cumpleaños atrasados o del día, de encuentro con personas e ideas, de proponer desafíos y contar chistes, del asado con gastos divididos y la carne mal cocida.
Domingo incluso es día de bautismo, primera comunión o por lo menos de pedir matrimonio. Es día de encuentro después de la misa para hablar de los mejores acontecimientos. Domingo es el día de hablar bien del otro y elogiar a las personas, trayendo a nuestra mente el recuerdo solo de buenos momentos.
Domingo es día de hacer la tarea, de leer periódicos, La Gazeta de otro día y las revistas semanales, suplemento literario y los especiales Revista JB, del Estadão y todo lo MAIS. Ejercicios de Matemática, Historia y Geografía, literatura de la A la X, Lima Barreto y Machado de Assis. Nuestro domingo parece más divino de tanta belleza en prosa y poesía: Calvino, Ítalo, Clarice y Sabino, Drummond, Bandeira y Cecília; leer también Mussil, Saramago y Guimarães Rosa para aumentar la calidad y el placer de nuestra prosa.
Domingo es día de recordar a los que están lejos y mandar una carta o una tarjeta con noticias de la familia, de los amigos, de la ciudad o de los padres; de recordar al medioambiente, de preservar el agua, cuidar de la tierra, de las aves y animales, proteger un árbol, mojando sus hojas y cubriéndole de tierra la raíz.
Domingo es día de sueños, de colocar la imaginación a volar y volver a ser niño, transformar una fiestita en una gran fiesta, domingo es día de soltarse el cabello y transformarlo en una trenza; domingo es día de amor durante el día, de quedarse en el bien-bueno, día de salir de casa, ver ópera, teatro y musical y volver comentando la voz de la hija, que es fenomenal.
Domingo es el día para que todo el mundo se humanice aún más y del hombre que durante la semana fue una cédula de identidad, tarjeta, código postal apariencia o una profesión y vuelve a ser gente y refugiarse en la fantasía. Es día de pasear con el perro y saludar a los vecinos,… ¡y a las vecinas! ¡Qué lindo perro tiene!
Domingo es día de pescadería, de caña de pescar y samburá, aquella cestita para recoger peces. Del paseo al campo o a la periferia de la ciudad. De salir con los compañeros de curso para nadar en agua dulce o salada. De playa limpia y bien cuidada, de las elites y de la gente simple y honrada.
Día de fútbol, no en la ribera que no existe más, pues se transformó en autopista, pavimentada, impermeable, pero sí en el estadio, y vibrar de alegría o soportar la tristeza, pero no mucha; sí, es día de clásicos futbolísticos. Es un buen día para apagar la TV, el computador y dejar solo el sonido del CD o, si no hay otra opción, la transmisión del partido por la radio.
Domingo es día de permanecer en armonía. De verse y de vivir la propia vida y, en toda casa, lo mejor que se hace es, entre los amigos y parientes, amablemente conversar y en un gesto bastante inteligente, apagar toda la parafernalia ruidosa.
Para usted, con mucho cariño, escribí esta crónica en esta mañana de domingo.