Conocí al Doctor Chiquinho, Francisco Luís da Silva Campos, en el año 1955, cuando él tenía 64 años en la casa de mi tío Xisto en Pompéu. Por tratarse de una figura ilustre de nuestra historia reciente, tenemos que citar sus datos biográficos. Él nació en 1891 en Dores do Indaiá, también en el Alto São Francisco, región central de Minas Gerais. Era sobrino nieto de Martinho Campos, que fue primer ministro del Império do Brasil, hoy nombre de una de las ciudades de la región. Para completar, también era descendiente de doña Joaquina Bernarda da Silva de Abreu Castelo Branco Souto Maior de Oliveira Campos, o Joaquina de Pompéu, también conocida como Sinhá Brava, inmortalizada en el romance con este mismo nombre de Agripa de Vasconcelos.
Francisco Campos fue alfabetizado en casa por su madre y después pasó dos años como interno en el Instituto de Ciencias y Letras de São Paulo, regresando posteriormente a Dores do Indaiá para estudiar francés, el cual era un respetado centro educacional en aquella época. Su educación secundaria la realizó en las ciudades de Sabará y Ouro Preto. En 1910 se matriculó en la Facultad Libre de Derecho de Belo Horizonte. Cuando cursaba el segundo año de carrera, llamó la atención de los medios judiciales de la capital mineira por su cultura y oratoria, al tomar la defensa de soldados del ejército involucrados en un tiroteo con guardias de la policía civil.
En su último año de carrera dio un discurso en memoria del fallecido presidente Afonso Pena, sobre el tema de la democracia y unidad nacional, en el cual ya daba muestras de las ideas que encarnó en su vida: “El futuro de la democracia depende del futuro de la autoridad. Reprimir los excesos de la democracia por el desarrollo de la autoridad será el papel político de las numerosas generaciones”.
Fue galardonado con el premio Barão do Rio Branco por haber sido el mejor alumno a lo largo de los cinco años de carrera y fue el orador de su curso en la solemnidad de la licenciatura en diciembre de 1914. Se estableció en seguida como abogado en Belo Horizonte y en Pitangui, donde residía su familia, y entró a la vida política en 1919, cuando fue electo diputado estadual por el Partido Republicano Mineiro, PRM. Pitangui, centro de extracción de oro durante el período colonial fue el municipio de donde se desmembraron todos los demás del Alto São Francisco.
Chico Campos se frustró como candidato a alcalde de la Municipalidad de Pitangui, habiendo sufrido una estrepitosa derrota, hecho que debe haber contribuido para su índole autoritaria.
Luego se mudó a Belo Horizonte, donde recorrió una carrera ascendente, habiendo ocupado cargos importantes en el gobierno de Minas Gerais. En 1916 se inscribió para disputar una vacante de profesor de toda una sección de ramos – Filosofía del Derecho, Economía Política, Ciencias de Finanzas y Derecho Romano – en la universidad donde se titulara. Obtuvo el primer lugar en las pruebas, pero no en el nombramiento, que fue concedido a uno de los otros postulantes, Gudesteu Pires. En 1917 conquistó a través de un concurso público la silla de Derecho Público Constitucional, siendo admitido como profesor substituto en abril de 1918. En 1919 fue electo diputado estadual y en 1921, diputado federal, siendo reelecto en 1924, siempre por el Partido Republicano Mineiro PRM. Parece increíble, pero el 7 de septiembre de 1926, el Doctor Chiquinho asumió provisoriamente la Municipalidad de Belo Horizonte, donde estuvo por un poco más de un mes.
En 1930 participó de las articulaciones que lo llevaron al movimiento armado que condujo a Getulio Vargas al poder. Con el antecedente de la reforma que promovió en la educación secundaria de Minas Gerais en 1929, que en 1931 se extendió a todo el país, inclusive en el plano universitario, fue nombrado por Vargas para comandar el recién creado Ministerio de Educación y Salud. La “Reforma Francisco Campos”, como pasó a ser conocida, del año 1931, se extendió a todo el país, inclusive en el plano universitario. Preveía la entrega del estudiante a la causa del Estado como forma de retribución a la enseñanza gratuita. De ahí fue al Ministerio de Justicia, donde se quedó hasta 1932.
En 1933 no logró ser electo para la Asamblea Nacional Constituyente. Formando parte inicialmente de un grupo paramilitar llamado Legião de Outubro que sustentaba en Minas al gobierno de Vargas atacando las bases del tradicional PRM, junto con Amaro Lanari y Gustavo Capanema terminó aislándose por la radicalización política nacional entre comunistas e integralistas. Lanari se tornó integralista y Capanema dejó de apoyarlo en Pitangui, la tierra natal de éste, y en bases políticas naturales de Campos. En 1935, ya viviendo en Rio, el gobierno del entonces Distrito Federal, lo nombró Secretario de Educación, substituyendo Anísio Teixeira, quien estaba siendo acusado de estar involucrado con los comunistas en la fracasada “Intentona” de 1935.
Al contrario de las constituciones anteriores (la de 1891 y la de 1934), la Carta de 1937 no fue elaborada por un parlamento democráticamente electo para esta finalidad. Fue una obra individual de él, del jurista Francisco Campos o “Chico Ciencia”, o para nosotros los pompeanos, Doctor Chiquinho. Si él no obtuvo los votos para participar de los debates que llevarían a la Constitución de 1934 por la complejidad del juego político, él, por su capacidad, visión y sentido de oportunidad, escribió en solitario la Constitución de 1937. El sobrenombre “Chico Ciencia” se lo habría puesto Ruy Barbosa en reconocimiento a dicha hazaña.