BH años 60, un Sueño Feliz de Ciudad

Publicado por Sebastião Verly 30 de noviembre de 2011

Belo Horizonte, la capital de Minas Gerais o de las Alterosas, del Estado de las Montañas, hoy es más conocida como BH o Beagá.

En 1960 la ciudad comenzaba a cambiar. La población aumentaba rápidamente, era el Éxodo Rural y la mayoría de los inmigrantes venían del interior del estado. Muchos eran estudiantes buscando una formación universitaria. El movimiento estudiantil hervía. Los estudiantes salían a las calles a protestar, en campañas políticas, con alborotos, como ocurrió en la campaña electoral para presidente, donde los pocos comunistas, con espadita dorada en la solapa, apoyaban al general Lott y una masa populista con escobitas en el cuello, también doradas, atacaba violentamente a los comités de Lott, de la coligación de los partidos PSD, Partido Social Democrático y PTB, Partido Laborista Brasileño, y babeaban por el candidato apoyado por la conservadora y moralista UDN, la Unión Democrática Nacional.

Los trabajadores formales de la periferia se organizaban. Me acuerdo de la UTP, Unión de Trabajadores de la Periferia, y de las huelgas de los bancarios, que cerró completamente los bancos durante varios días, teniendo una repercusión nacional. Sin contar las personas de la vecina Ciudad Industrial de Contagem, que iniciaba el proceso de sindicalización y concienciación social que se reflejaba en nuestras vidas. Hasta los taxistas hacían huelga.

El alcalde Aminthas de Barros, afiliado al PTB, recibió el 1º de enero de 1960 la administración con finanzas más o menos saneadas y los servicios públicos en orden. Esta fue la información que “O Cruzeiro”, la revista más importante de circulación nacional, en dos ediciones seguidas, mostraba con destaque. El ex alcalde Celso Melo Azevedo era de la UDN. Belo Horizonte, la primera capital planeada de Brasil, cuyas largas y arborizadas avenidas fueron inspiradas en Washington, capital de EEUU, era considerada una Ciudad Modelo también en el área de administración.

El transporte público había mejorado mucho: los viejos Tranvías todavía rodaban, cada día más insatisfactorios y deficientes, los trolebuses, buses movidos a electricidad, silenciosos, suaves y no contaminantes, eran la tecnología de punta, pero, el DBO, Departamento de Tranvías y Buses, aún carecía de competencia. El sistema contaba con ocho tranvías en circulación, los cuales atendían a los barrios más poblados. Los trolebuses entraban en operación. Los buses ya estaban en las manos de las inescrupulosas concesionarias que por motivación económica comenzaban a substituir a los viejos, con un capot destacado al frente, por modernos y confortables “monobloques”, cuyo nombre venía del modelo del motor Mercedes Benz. Su principal característica era una suspensión muy suave. Cuando el chofer frenaba, él quedaba por algunos momentos oscilando verticalmente. Los pasajeros, muchos venidos de zonas rurales, lo comparaban al caballo y comentaban: “¡Oh, qué carrito con buena montura!

En 1969, en la época más dura del régimen militar, siendo alcalde designado Souza Lima, los gobernadores de los estados y los alcaldes de las capitales no eran electos, el sistema de trolebuses fue abolido y cincuenta carros fueron enviados para Recife, Pernambuco, que a cambio envió un número equivalente de buses. La diferencia era que los trolebuses eran administrados por una empresa pública, el DBO, que fue extinto, y los buses por empresas privadas. Los comentarios que nunca salían en los grandes medios de comunicación eran que el trueque hecho por presión de los concesionarios de buses, que eran los grandes financiadores de las campañas electorales y cuya relación con los políticos siempre fue caracterizada por la falta de transparencia en nuestras frágiles democracias. El acto del alcalde fue permitido por la ideología de los militares, que incentivaban todo tipo de privatización posible.

En educación, la alcaldía avanzaba con la renovación del Colegio Municipal, donde brillaban los profesores Guilherme Lage, Djalma Guimarães, geólogo, y el Doctor José Israel Vargas, químico, quien fue el creador del Centro Tecnológico de Minas Gerais, CETEC-MG, y el primer Secretario de Estado de Ciencia y Tecnología de Minas Gerais, y más tarde ocupó dos veces el cargo de Ministro de Ciencia y Tecnología, federal. Fue el primer brasileño en concluir el doctorado en la reconocida Universidad de Cambrige, Inglaterra.

En enero de 1963 asumió la alcaldía Jorge Carone Filho, del PTB, quien era considerado por los militares y un aliado de ellos, el gobernador de Minas Gerais Magalhães Pinto, como un opositor. Carone fue casado por los concejales en la mitad de su mandato, a finales de 1964, año del golpe militar. Su administración fue marcada por la polémica. En noviembre de 1963 mandó a cortar todos los árboles de la Avenida Afonso Pena, diciendo que estorbaban el tránsito y que tenían una plaga que amenazaba destruir todos los árboles de la ciudad.

En 1969, año del recrudecimiento del régimen militar con la edición del Acto Institucional n º5, el Al-5, que cerró el Congreso Nacional temporalmente y permitió la casación de muchos de sus integrantes, el gobernador designado Rondon Pacheco, que nunca tuvo vínculo con Belo Horizonte y fue uno de los signatarios del Al-5, autorizó la destrucción de la minera MBR, hoy integrada a la compañía Vale do Rio Doce, de la Sierra do Curral, que dio nombre al poblado Curral del Rei, origen de la ciudad, y que era la principal postal de la ciudad.

Otro atentado que no podemos olvidar fue la compra de otra postal de la ciudad, el Cine Metrópole, por el banco Bradesco, que lo derrumbó y construyó un deplorable edificio administrativo en su lugar. En ese momento, más allá de la atrofia de la sociedad por el régimen militar, que reprimía ferozmente cualquier crítica, no había una mínima consciencia ecológica, ambiental o de la importancia del patrimonio histórico y arquitectónico.

Era el prenuncio del “Milagro Económico”, en que los gobernantes buscaron resultados inmediatos, sin interesarse por los impactos sociales, ambientales o culturales. Sin embargo, en cuatro años el modelo se agotó, llevando a los militares a iniciar su estratégica retirada de la escena, con la “Abertura Política”. Era un tiempo en que BH con sus sesenta años iniciaba la formación de su imaginario, como dice la canción de Caetano Veloso, de un “Sueño Feliz de Ciudad”.

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