Sacerdocio y Política – Parte 3 – Riesgos y Oportunidades

Publicado por Padre Joao Delco Mesquita Penna 13 de agosto de 2012

 

En este proceso electoral del año 2012, muchos obispos ya anunciaron las sanciones a los padres que desafíen a la institución presentando sus nombres para la elección en las comunidades, candidateándose a algún cargo político. Eso revela un cierre de la iglesia como institución. Suspender el ministerio sacerdotal de padres que disputan elecciones, pero tolerar políticos profesionales que usan a las comunidades eclesiásticas para seducir al pueblo es contradictorio. Hay padres que son abogados, directores de escuela, profesores, obreros. ¿Por qué un padre no puede asumir un cargo político? Es absolutamente cuestionable el principio ético que dice: “para no dividir la comunidad el padre no se debe candidatear, no debe indicar candidatos, no debe posicionarse políticamente. Pero muchas veces la unidad predicada es sólo un ritual aparente, no es una unidad real, pues continúan comulgando en la mesa de la eucaristía personas que son solidarias a los oprimidos, al lado de personas que en su día a día están en estructuras de opresión.

Si el padre se posiciona políticamente corre el riesgo de perder algunos fieles, pero la comunidad ganará en calidad. Actitudes como esta de la institución eclesiástica sólo explicitan las divisiones internas en la comunidad y hace salir a la superficie las opciones que niegan la postura evangélica. Gran parte de los electos en nuestra viciada democracia, cooptada por el poder económico, compra el derecho de representar al pueblo, no se tornan su legítimo representante. En este sentido, el padre en la política podrá contribuir con la concientización y la mudanza de este seudo modelo de hacer política. El ministerio sacerdotal no se restringe al ámbito interno de la iglesia, pero, excepcionalmente, ante la falta de mejores representantes, puede incluir el ejercicio de la administración pública.

Principalmente en los pequeños municipios, en la historia reciente, muchos padres participaron activamente en la política partidaria con mandatos en el poder ejecutivo y legislativo, dejando muchas contribuciones para mejorar la vida del pueblo y para el desarrollo de las comunidades. Sin embargo, es correcto decir que al evaluar la coyuntura de la actuación de los padres en la política en Brasil, no podemos dejar de considerar que algunos pocos, tal vez influidos por la vanidad del entusiasmo momentáneo, embriagados por el poder o manipulados por grupos profesionales politiqueros, se dejan llevar por caminos no éticos y no tuvieron un desempeño a la altura de su competencia, no supieron llevar a la práctica los discursos con que motivaron y animaron a las multitudes en sus campañas electorales. Aquí en el norte y noroeste de Minas Gerais, más específicamente en los municipios de Montalvânia, São Francisco, Buritizeiro y Bonfinópolis de Minas, donde cuatro padres fueron electos alcaldes en las últimas elecciones, uno fue y continúa alejado del cargo por el poder judicial, acusado de improbidad administrativa. Casos como este, también acontecieron con otros administradores padres en otros rincones del país y deben ser analizados criteriosamente y nunca generalizados. Muchas veces al encaminarse por caminos no éticos y cometer errores administrativos, faltó a estos ciudadanos el debido preparo, la agudeza y la percepción de una realidad presente en el viciado escenario de nuestro sistema político, donde el dinero privado de abastecedores y empresas contratistas de obras públicas es fundamental para el financiamiento de campañas, y al intentar justificar los medios sucios por la nobleza de los fines, caen, sin percibir las trampas sutiles, envolviéndose con operadores de esquemas que nada tienen que ver con los ideales políticos que motivaron su caminada. Recuerdo el dictado campesino: “quien hace el dulce raspa el tacho, quien raspa el tacho lame el dedo”.

En su gran mayoría los padres en mandatos políticos han hecho administraciones serias, responsables y comprometidas con la causa de la ciudadanía. Muchos de esos sacerdotes continúan amando el ministerio sacerdotal y dando un bonito testimonio de compromiso ético en medio de la putrefacción de la política partidaria. El desempeño del sacerdocio es calificado. Muchas veces la renuncia del ministerio sacerdotal ocurre por falta de apoyo de la propia iglesia, que la mayoría de las veces los abandona, excluyéndolos de la participación eclesiástica y pastoral.

Considerando que los grandes medios de comunicación están vinculados en sus intereses a las oligarquías económicas, y que manipulan más de lo que informan, el compromiso de los padres en la política contribuye para ayudar al pueblo a discernir cuál proyecto apoyar y en quién votar. Los mejores candidatos en el sentido ético son generalmente los que tienen menos condiciones para invertir en las campañas electorales. Como en la política estuvieron realmente comprometidos con la emancipación social y asumieron una postura política, sea apoyando nombres para las elecciones o candidateándose, estarán contribuyendo verdaderamente con el proyecto de Dios, a través de la opción por mejorar la calidad de vida de las personas y la construcción de una sociedad más justa, ética y fraterna.

La persona humana es por naturaleza un ser político, todo lo que hacemos o dejamos de hacer es una actitud política y de la política depende la continuidad de la vida que gratuitamente nos es dada por Dios. Una espiritualidad bíblica libertadora nos muestra la íntima relación existente entre fe y política. No existe contradicción entre fe y política. La fe auténtica es intrínsecamente inherente a las causas de perpetuación de la vida de forma justa y digna. Como discípulos y misionarios de Jesús debemos hacer la diferencia. No podemos huir a la corresponsabilidad por la gestación de una nueva civilización fundamentada en la defensa de la vida, buscando la sustentabilidad de forma fraterna. No podemos quedarnos de brazos cruzados ante la injusticia estructural que está triturando la vida de gran parte de la población. El papa Paulo VI nos recordó que hacer política es la forma más noble de amar al prójimo. Las conferencias episcopales latinoamericanas realizadas en Medellín (Colombia), Puebla (México), Santo Domingo (República Dominicana) y principalmente el documento de la V – Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, realizado en Aparecida, São Paulo, en mayo del 2007, también destacan la necesidad de participación política de los cristianos, entre los cuales están los padres.

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