Prefiere ser llamado artesano de instrumentos de cuerdas, para no decir “luthier”, término que considera pesado para él, por haber sido un descubridor del oficio. Roberto Dimatthus fabrica violas caipira, guitarras, cavacos y mandolinas. Nacido en Linhares, en el estado de Espírito Santo, hoy reside en el barrio Justinópolis, en el municipio de Ribeirão das Neves, próximo a Belo Horizonte, Minas Gerais, estado que considera una cuna de grandes artistas. Ya fabricó instrumentos para músicos como Renato Andrade, Pena Branca, Chico Lobo, Daniela Lasalvia, Zé Helder, Marcus Biancardini, Noel Andrade, entre otros. Como instrumentista, acompañó a Renato Andrade, Chico Lobo, Pereira da Viola y Marcus Biancardini, haciendo bases en la guitarra para acompañar la viola.
¿Cómo comenzó su interés por el oficio?
Desde niño ya sentía algo especial por la madera, vengo de una familia de carpinteros. Al ver un instrumento yo sentía cosas buenas que no lograba entender. Cuando fui creciendo y comencé a envolverme con la música, a construir instrumentos, una paz empezó a reinar en mi interior. Cuando yo veía un instrumento como la guitarra comenzaba a llorar. Fue así, de esa forma. Yo soy de Espírito Santo. Vine a Minas en el 82, comencé a tocar solo, observando a otras personas. No puedo decir que soy autodidacta, porque a partir del momento en que miras a otra persona y aprendes algo, ya no te puedes considerar más un autodidacta, él es tu profesor. Cuando vine a Belo Horizonte, conocí a Renato Andrade, después tuve contacto con Chico Lobo, Pereira da Viola, entonces estas personas me fueron mostrando el mundo de la viola. En verdad, quien conocía más de viola era Renato Andrade, después los otros fueron llegando y a ellos se les fueron pasando cosas.
¿Cómo fue su contacto con Renato Andrade? ¿Cómo evolucionó ese contacto?
¿Cuáles son los buenos recuerdos que tiene de él?
Vi un show de él en la Universidad Católica, actual PUC, en Belo Horizonte. Vi ese instrumento bonito y me aproximé. Hasta entonces yo conocía las violas Tonante y Reis, que solían tocar en duplas. Pero esa viola que Renato estaba tocando en ese teatro era una viola más clásica, diferente. Eso me encantó. Fui a hablar con él, le conté que también tocaba guitarra. De ahí nació una amistad. Él me dio su dirección y comenzamos a tocar juntos. Viajamos y yo conocí realmente lo que era el sonido de la viola. Grabamos dos discos juntos: en 1984 “O violeiro e o Grande Sertão”, y el 2004 “Viola no Saco”, su último trabajo. Dimos muchas vueltas tocando viola y yo haciendo la base de la guitarra. Tocamos por muchos años, en el Palacio das Artes en Belo Horizonte, en el interior de Minas, y en otras capitales como São Paulo, Brasília y Curitiba.
Sabemos que Espírito Santo es un estado rico en manifestaciones culturales. En su tierra natal, Linhares, ¿existe alguna?
Existe el movimiento del Congo, pero es algo más religioso. En esa época yo era más del Rock and Roll, me gustaba más Elvis Presley. Pero tenía siempre la viola de Tonico y Tinoco en la cabecera de la cama. Porque el pueblo se levantaba temprano para ir al trabajo escuchando a este grupo: Zé Betio, Mococa y Mola Fria, Tião Carreiro y Pardinho. Varios de estos son cantores de música sertaneja, caipira. Yo escuchaba a varios. Cuando llegué a Belo Horizonte fue maravilloso haber encontrado a Renato. Yo pude oír la verdadera viola caipira.
¿Cuál es la fuente de la madera utilizada en su trabajo?
Realmente, hoy no hay fuente. Salgo por ahí. Cuando era niño, donde vivía, la mata atlántica estaba ahí. Hoy todavía está, pero muy “protegida” por la Compañía Vale do Rio Doce. En mis tiempos la madera era para hacer casas, la madera era para hacer puentes, era para hacer muebles. Hoy, por el hecho de ser de allá, yo siempre sé dónde encontrar los palos que quedaron en el medio de las plantaciones de café. Yo nunca corté un árbol, ni pretendo. La madera, cuando no es el viento el que la derrumbó, es porque está vieja, de demolición de casas, siempre palos, pedazos. Es una dificultad encontrarla. Ya no hay más como antes. Hoy en día colocan un pedazo de madera en la máquina y al frente sale un mondadientes. La tradición nuestra es el Jacarandá, muy difícil de encontrar. El cedro todavía se encuentra un poco más, pero es un trabajo similar al que los mineros artesanales hacen en el río, eso es lo que hacemos hoy con la madera.
¿Tiene pensado algún proyecto como instrumentista y artesano?
Sí, sí tengo. El año 82 vine a Minas para estudiar música y ser cantor. Pero fue muy difícil y cambié el rumbo. El proyecto, que tiene ya muchos años, es hacer un CD y un documental. Un CD con canciones de los amigos que conocí aquí a lo largo del camino, los mineiros, ¡que tienen cosas muy buenas! Estoy diciendo que aquí es una cuna, ¡gracias a Dios! Entonces, de ese grupo conseguí rescatar muchas cosas. Tengo canciones de Paulinho Amorim, Rubinho do Vale, Chico Lobo. Voy a juntarlo con lo que tiene que ver conmigo y colocarlo en este disco con trece canciones, acompañado de un librito de memorias y fotografías.
Usted está viviendo en una casa prestada. Tiene un lote al lado y está intentando construir un nuevo lugar de trabajo y su casa propia. ¿Cómo va a ser su nueva oficina?
En el futuro pretendo lanzar un instrumento más económico. El espacio en que trabajo es muy pequeño. Allá tendré espacio para guardar. Es interesante hacer una viola de alto nivel y una guitarra más accesible. Allí tendré un showroom junto a mi casa.
¿Cómo se divulga su trabajo?
Ha sido boca a boca. Yo voy conociendo a los músicos y uno va hablando para el otro. Hasta ahora no invertí en propagandas.
¿Cuál es su contacto?
Básicamente es el teléfono, que es 31-3638-6347. A través de este contacto yo doy las indicaciones de cómo llegar hasta aquí. Generalmente siempre tengo una viola para mostrar. De vez en cuando toco guitarra, pero lo que realmente me gusta es la viola, me enamore de ella también. Aquí estamos siempre intentando hacer cosas buenas. Me quedo aquí, Dios y yo, Dios mi hijo y yo, y vamos buscando madera, que está muy difícil de encontrar, dentro de poco tiempo no sé cómo va a ser.