Entrevista: Gabriel Guedes

Publicado por Nádia Campos 7 de marzo de 2012

Gabriel Guedes es músico, piloto de avión y también luthier. Es hijo del músico Beto Guedes. Enamorado de la aviación, comenzó haciendo aeromodelos y actualmente hace guitarras y bandolines. El 2004 grabó un disco interpretando chorinhos de su abuelo Godofredo Guedes, Choros de Godofredo. Está lanzando un segundo trabajo, esta vez de su propia autoría.

¿Cómo comenzó su relación con la música?

Desde pequeño los instrumentos estaban esparramados en mi casa y mi padre tenía su vitrola. Escuchaba mucho a los Beatles. Yo soy  fanático de los Beatles. Me aprendía sus canciones e intentaba repetir ese sonido. Comencé husmeando los instrumentos. Con diez años comencé a aprender los primeros acordes y quien me enseñó fue Pato Hendrix. Después fui estudiando en casa solo.

Había una muchacha que yo quería mucho ser su novio en esa época y yo me imaginaba tocando el instrumento y haciéndome el bonito, para ver si ella quería algo conmigo. Creo que eso me influenció bastante, querer conquistar a las chicas por tocar un instrumentos (risas).

¿Todavía existe algo de eso?

Creo que existe. Lógico que ahora más consciente porque vamos madurando. Esta cosa de querer conquistar es totalmente del ego, ¿no? Pero, bueno, somos seres humanos, ¿qué se puede hacer? Si hubiésemos nacido en India tendríamos un direccionamiento espiritual más adecuado, pero estamos en occidente, ¿no?

¿Su música tiene alguna relación con la espiritualidad, con lo sagrado?

Sí, sí tiene. Con 18 años comencé a estudiar sobre espiritismo y ahora tengo un interés muy profundo en los Hare Krishna e Srila Prabhupada. Krishna fue propiamente Dios como forma humana encarnada en la Tierra, según consta en el Bhagavad Gita, que es una escritura sagrada de hace cinco mil años. Aún antes de tener ese pie en los Hare Krishna comencé a escuchar Bach. El primer rayo que me alcanzó fue el Concierto para Brandeburgo número 3 en Sol Mayor. Ahí me quedé investigando, escuchando más y viendo que Bach escribía al final de la partitura “Para Dios”. Me quedé intentando asimilar la perfección de la música y comencé a ver también la perfección en la naturaleza, en todos los sentidos. En los microorganismos, en cómo la Tierra se renueva, biológicamente, cómo el cuerpo humano es una ingeniería tan bien hecha, a pesar de ser frágil. Entonces fui interponiendo una cosa con la otra y llegué a la conclusión de que la música es una forma de poder glorificar a Dios, Krishna. Viendo esto en las composiciones de Bach, en la perfección con que lo hacía, tenía bien nítida la presencia de algo muy superior, que nosotros no tenemos la menor noción de lo que puede ser. La música modela el carácter humano y ayuda a enfocar un camino espiritual. No es cualquier música. No te vas a elevar escuchando un funk carioca. Oí a Ravi Shankar diciendo que uno puede glorificar a Dios y encontrar una salida espiritualizada en los Ragas, en la música Gospel, hasta en los himnos de las diferentes religiones. La palabra Dios está tan desgastada que cada uno cree que Dios es una propiedad, que Jesús es Dios. Desde mi punto de vista, todos ellos son una parte muy perfeccionada de Krishna. Pero volviendo a la música, creo que ella realmente da un encaminamiento espiritual para poder tener una visión un poco más amplia de lo que habitualmente se tiene aquí en este planeta. Ella abre un abanico muy extenso  y da una noción de cuánto debemos caminar aún para evolucionar, no encarnar más en este planeta y ver que estamos medio dormidos por no hacer todas las cosas pensando en servir a Dios.

¿Crees que la música puede hoy tener una función social, ambiental? ¿Cómo?

Es gracioso, dijiste una cosa que está totalmente integrada a lo que hablamos antes. El perfeccionamiento espiritual lleva a una consciencia social. Por más que en la década de los 70 hubo una consciencia general, hoy en día se necesita tal vez más, porque el consumismo es tan voraz y hay muchas más personas en el mundo que hace treinta años. El capitalismo llegó a un punto tan inhumano que tal vez la necesidad de consciencia social sea mayor. Hoy se consume mucho más el planeta que en esa época, mientras que a la mayoría de las personas no les importa. La gran masa está durmiendo. Varias personas van a la iglesia, repiten la palabra sin digerir lo que están diciendo. Encuentro a las palabras de Jesús demasiado bonitas como para ser usadas para monopolizar, lucrar, engañar a las personas diciendo que sólo tal iglesia es el camino que lleva a Dios. Las personas aceptan todo masticado sin cuestionar y reproducen lo que les fue dicho, en vez de digerir y hablar lo que ellas entendieron de eso.

¿Cómo ves la música mineira contemporánea en el escenario independiente?

En la escena independiente veo muchas cosas interesantes. Muchas cosas tontas también, pero siempre las hubo, es natural. Está Rafael Martine, gran compositor y arreglador, Cleiton Prospere, que es un compositor de Tres Pontas, canta lindo, toca piano muy bien, Rodrigo Borges, que está con un disco súper lindo, ¡una joya!

¿Qué es lo que cambió de la música hecha por el Clube da Esquina años atrás y de la música de hoy?

Mis amigos que me perdonen, pero antes era todo un descubrimiento, una mudanza armónica, estética, la música era hecha sin pretensiones, pero sonaba muy original. Y hoy hay un grupo de personas que encuentro muy interesante, pero no hay nada nuevo. Yo me incluyo dentro de ese grupo. Todo lo que hacemos es con una sensación de que alguien ya lo hizo. No es como escuchar un Cais de  Milton Nascimento, o Céu do Brasília de Toninho Horta, o Choro de Mãe de Vagner Tiso, o Nenhum Mistério de Lô Borges, o Dona Júlia de mi padre. Yo escucho las músicas de hoy y no logro encontrar en ellas algo que sacie mi sed de música. Entonces escucho estas canciones actuales disfrutando, pero cuando quiero saciar mi sed me voy a las orquestas.

¿Qué falta?

Esta pregunta no la puedo responder. Creo que tenemos que contribuir con lo que podemos. Antes pensaba que después de escuchar a Johann Sebastian Bach tenía que quedarme callado y oyendo. Por un tiempo me quedé trancado. Ahora descubrí que me convertí en una máquina de hacer música. Estoy con un montón de ideas, queriendo hacer un montón de discos. Hay músicas más electrónicas, baladas. Tengo una idea de hacer un disco y llamar a los hijos de artistas que me gustan y conozco, como Gabriel Sater, Maria Rita, Chico Teixeira, hijo de Renato, o Diana Poppóf, hija de Yuri. Llamar a los hijos de músicos que son de mi generación, con los que interactúo. Hacer un homenaje a los músicos de Belo Horizonte, hacer un disco para niños.

Coméntanos un poco sobre tu nuevo trabajo.

Él está siendo hecho con esfuerzo y coraje, sin proyecto de ley. Todas las músicas son mías. Hice el arreglo para cuerdas y grabé la mayoría de los instrumentos. Hay una canción en que logré un hecho extraordinario: juntar a todo el Clube da Esquina, soy hijo de Beto Guedes. Ahí canta mi padre, Lô Borges, Flávio Venturini, Milton, Tavinho Moura y ahora sólo falta lacear a Toninho Horta para que cante. Estoy finalizando este trabajo ahora, ¡ojalá que lo logre! ¡Porque no hay más dinero para mixar, ni prensar, ni nada!

¿Cómo se llama este disco?

Al principio va a tener sólo mi nombre en la carátula, no va a tener nombre.

¿Él es predominantemente instrumental?

Son quince canciones y 3 son cantadas. Una la hice para mi hija mayor, Júlia, quien canta es Marina Machado y Milton. La otra se llama Estrela Cadente, yo canto toda la melodía, pero en el final cantan los del Clube. Y la última canción cantada es un trabajo en conjunto con una amiga que vive en Holanda, que se llama Jasmim Godoy. Yo hice la primera parte de la canción, ella hizo la melodía, la letra y canta. Es una jovencita de 17 años que canta muy bonito. ¡Impresionante!

¿Cuáles son los instrumentos que tocas en el disco?

¡Díos mío! ¿Realmente quieres saber? Hice los arreglos para cuarteto de cuerdas, hubo algunas canciones en que toqué todos los instrumentos, en otras hubo algunas participaciones. Toqué los pianos, las guitarras, los bajos, las baterías, cítara, flauta, trompeta, saxofón, violín, tuba y tampura, un instrumento hindú. Hubo participaciones de músicos como Neném en la batería, Enéas Xavier, Vagner Souza en la trompeta, que hizo un súper solo muy bonito. Hubo una canción que hice en homenaje a Milton Nascimento y después a Johann Sebastian Bach. Comienza con el homenaje a Milton y termina con un homenaje a Bach, que es más orquestal. Ella cambia de una para otra, sólo que mantiene la misma armonía. Hay una música en homenaje a Toninho Horta, que es el rey del estilo llamado Valsa Mineira, muy tocada en Minas Gerais, y la música lleva ese mismo título. Hay una que se llama Rumba meu Boi, que es la canción que abre el disco. Hay algunas pistas sólo con piano y orquesta. Hay una canción que hice para mi hija Lira, que es instrumental y Toninho Horta tocó la guitarra, quedó súper bonita, fue todo un honor. Hubo otra música que se llama Nina, que hice para una novia que me dejó. Otra muy buena en que mis hijas participaron. Mi sobrenombre es Xexéu y el título No crea en Papá Noel, Crea en Papá Xexéu. Hay un homenaje al Clube da Esquina que este año cumple 40 años, porque desde niño soy un enamorado de sus canciones, tuve mucha influencia desde bien pequeño. Al final hay una canción electrónica medio drum and bass con una armonía medio mineira, diferente. La última canción es una transposición que hice de una pieza de Bach para violonchelo, que es un preludio en sol mayor bien conocido, bien popular. Quién dijo que Bach no es popular, ¿cierto? Ahí yo hice una transposición para bandolín. Quedó sólo bandolín.

Para el lector que va a quedar con la expectativa de escuchar el disco, ¿cómo resumirías esta obra como un todo?

Este nuevo disco es un mosaico de fases de mi vivencia musical. Hay varios estilos diferentes: valsas orquestadas, valsas más pops, rumba, música electrónica, música pop, hay un montón de estilos. No es un disco que hice pensando para obedecer la lógicas del mercado. Hay una frase de Bach que me encanta: “No puedo encontrar malo que a las personas no les guste mi trabajo, porque escribo para mi propio placer”. Hice este disco más para mí mismo. Yo soy un hacedor de música empedernido, pero este trabajo no satisface los requisitos del mercado capitalista.

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