La erradicación de la miseria en Brasil cuesta relativamente poco para los cofres públicos y es uno de los mejores beneficios para las clases más ricas de la población. Hoy el Programa Bolsa Familia es costeado prácticamente en su totalidad por el gobierno federal y los municipios. Los gobiernos estaduales entran con una ínfima parte; el acompañamiento del programa en sus municipios. El Gobierno Federal necesita aumentar su aporte financiero en el programa, así como los gobiernos estaduales necesitan invertir financieramente en esa política pública. Eso traerá impactos significativos en la vida de las ciudades, principalmente de las clases más ricas, pues contribuirá con la paz social.
Gran parte de los brasileños pobres hoy reciben el Bolsa Familia, pero el beneficio es insuficiente para sacar a las personas de la zona de miseria. A pesar del gran impacto que este programa proporciona en la vida cotidiana de esas familias, una contribución de 22 reales mensuales es muy poco para quien gana entre 70 hasta 140 reales per cápita/mes. Para que una familia tenga el derecho a 68 Reales tendrá que probar que gana menos de 70 Reales per cápita al mes. O sea, ella tendrá que probar que vive en la miseria casi absoluta. Y ese valor de 68 Reales no es suficiente para sacar a la familia de esa línea de sufrimiento material.
Hoy, el Gobierno Federal invierte 13 billones de Reales para beneficiar aproximadamente a 13 millones de familias. Eso equivale a cerca de 100 reales por mes. En caso de que el gobierno decida invertir 13 billones de reales más, con seguridad la miseria sufriría una gran caída. Lo más importante de esta forma de acabar con la miseria es que el dinero público va directo a la cuenta de los beneficiarios. Aparte de eso, no sobrecargaría al poder público, pues las estructuras de apoyo y soporte a la realización del programa ya son colocadas como contrapartida de los municipios.
Aparte de que ese valor no es excesivo para el Gobierno Federal, aún así se podrían hacer asociaciones con los gobiernos estaduales, creando mecanismos de incentivo a la implantación de contrapartidas por parte de esos entes federativos. Un incentivo razonable sería uno tripartito, en que el Gobierno Federal entraría con dos tercios y los gobiernos estaduales entrarían con un tercio de ese valor.
Además, se crearía un mecanismo de disminución de las familias que tuvieran derecho. Hoy, si una familia recibe una renta superior a 140 reales per cápita ya está fuera del programa, no recibe ni siquiera los 22 Reales por familia. Debería ser creado un mecanismo, ya que cuando la renta de la familia va aumentando, el beneficio va disminuyendo. Eso podría consolidarse en una lógica tal que ninguna familia recibiera menos de 44 reales y ninguna más de 400 reales por familia.
Otro factor importante para acabar con la miseria es incluir en el programa Bolsa Familia a las familias que no tienen hijos. Hoy son aproximadamente 700 mil familias. Cualquier hombre o mujer encima de 18 años que tenga hogar proprio y que atienda a los requisitos de renta tendría derecho al beneficio fijo sin variable.
Con esas medidas, la miseria en Brasil comenzará a ser erradicada y la violencia también caerá drásticamente, pues la pobreza es un mal que ataca al país de varias formas, principalmente en la rasgadura del tejido social. Cuanto mayor es la pobreza, mayor es la violencia, por otro lado, cuanto mayor son los ingresos de las personas, mayor es la paz. Los que también ganarán con esas medidas serán los estratos sociales más ricos que comenzarán a disfrutar de tan soñada libertad de ir y venir.