La política de Residuos, Intención y Gesto
“¡Sapo no salta por hermosura, sino por precisión!”, Guimarães Rosa.
El príncipe galopando en su caballo avanza en la dirección de la hechicera que con una mirada fulminante lo transforma en un sapo. Pero para desencantarlo…
Un salto de tres décadas en dos años. ¡Eso mismo! En el manejo de los residuos sólidos nos separan tres décadas de la mayoría de los países de la Comunidad Europea, siendo unos veinticinco años de distancia de Portugal. Dos años es el período previsto en la ley de residuos para eliminar basurales, o mejor dicho, un año y once meses si consideramos que ya transcurrió un mes desde su aprobación. ¿Para dar este salto dependemos exactamente de qué y de quién, mi querido Watson?
Con la promulgación de la Ley 12.305/2010, el día 2 de agosto pasado quedamos aptos para dar un bello salto en dirección a la gestión sustentable de los residuos sólidos y a entrar efectivamente en la modernidad. Discusiones aquí y allá, nobles intereses de carácter ambiental y social por un lado, económico de tipo eminentemente capitalista por otro, en un tirar y estirar, estirar y tirar, ¡pero finalmente salió! Fue promulgada la nueva ley de residuos con el farol apuntado hacia adelante, sin dejar tristezas ni rencores, al menos en público.
En 19 años de mucho trabajo, deseos, ganas y esfuerzos, período que se inicia con la primera propuesta de ley nacional que reglamentaría el manejo de los residuos sólidos, fueron presentados nada menos que 148 proyectos con puntos de vista bastante distintos. Sin embargo, no hay que lamentar la no aprobación de las versiones anteriores. La ley sancionada perfeccionó las propuestas anteriores y se inspiró en lo más moderno de los países desarrollados. Aprovechó en consecuencia aciertos y errores cometidos y llegó bastante madura al día 2 de agosto para ser promulgada.
Propugna la integración sectorial, la responsabilidad compartida, la gestión regionalizada, distingue lo que es residuo y lo que es desecho, prioriza la forma de manejo y tratamiento, privilegia la generación de renta para los recolectores, la recuperación de los materiales reciclables, elige los residuos de la logística reversa – explica qué es eso, y por ahí va la cosa.
Cada persona, familia, empresa, establecimiento comercial, industrial, de enseñanza, de recreación, cualquier ser viviente, bípedo con telencéfalo desarrollado y pulgar oponible (recordando a Jorge Furtado en el indispensable cortometraje Ilha das Flores) pasa a tener responsabilidad por lo que genera como persona física o jurídica.
Y entonces, ¿esta nueva situación traerá alivio para el poder público municipal? Al contrario, la responsabilidad por hacer funcionar todo correctamente aumenta, y mucho. Cada generador no domiciliar tendrá que hacer un plan de manejo de residuos. ¿Y quién solicitará, estudiará, aprobará, pedirá adaptaciones, acompañará el funcionamiento y fiscalizará el cumplimiento de cada uno de esos planes? Nada más y nada menos que el propio poder público municipal. El mismo que en la mayoría de los municipios brasileños lanza los residuos en el suelo patrio sin ninguna ceremonia, teniendo a veces el cuidado para que queden ligeramente escondidos de los ojos de los ciudadanos para contaminar libremente sin ser criticados.
Para solucionar los problemas ahora existe el instrumento legal. También ya está disponible desde el 2002 el Sistema Nacional de Informaciones – aunque no universalizado. La organización de los recolectores de materiales reciclables nunca fue tan vigorosa, siendo referencia no sólo para el continente sudamericano, sino también para otros países del mundo. El gobierno federal viene dando ejemplos y anticipando hace algún tiempo el contenido de la ley y sus directrices, incentivando la elaboración por parte de los Estados de Planes de Regionalización de los Servicios Públicos de Manejo de los Residuos Sólidos y la formación de consorcios públicos. Varios Estados brasileños ya aprobaron la legislación estadual, algunas en armonía con los conceptos previstos en la ley nacional. Parafraseando a quien rectificó la ley, y gran responsable por la atención de las reivindicaciones de los recolectores, el presidente Lula, por primera vez en la historia de este país la cantidad de basura lanzada en los basurales no supera a la dispuesta en rellenos sanitarios y en rellenos controlados, de acuerdo con la Pesquisa Nacional de Saneamiento Básico (PNSB) del IBGE – Instituto Brasileño de Geografía y Estadística. De acuerdo con las PNSB anteriores, en 1989 lo que iba a basurales correspondía al 88% de la basura recolectada, en el 2000 a un 72%, y en la pesquisa del 2008 publicada en este mes de agosto el valor cayó a 50,8%.
Entonces está todo muy bien, está todo muy bueno, como dijo el roquero Evandro Mesquita, pero lo que se necesita saber es cómo dar el salto del sapo. Y francamente se trata de un gran salto.
De acuerdo a lo señalado en la pesquisa, el 28% de la basura que iba a los basurales en el 2000 fue para rellenos sanitarios o controlados en el 2008. Sin embargo, la normativa brasileña concedió dos años de plazo a partir del 2 de agosto del 2010 para erradicar los basurales y además enviar los desechos a rellenos sanitarios solamente después del proceso de separación, selección y reinserción de los residuos en el proceso industrial. ¿Cómo alcanzar esa meta antes de agosto del 2012? Y más aún si consideramos que gran parte de estos basurales está en municipios de tamaños pequeño y mediano, precisamente aquellos que enfrentan mayores problemas financieros y de gestión.
Como se sabe por la mitología brasileña, el salto del sapo activa la curiosidad y la imaginación. Estamos en proceso amplio de debates para la construcción del Reglamento de la Ley, y ese debe matar parte de la curiosidad sobre lo que tenemos que hacer. Ahora más que nunca necesitamos de la imaginación para saber CÓMO hacerlo. Aquí va una colaboración para esa discusión. La capacitación profesional, la formación de recursos humanos, el perfeccionamiento y el desarrollo institucional de los servicios públicos deben ser priorizados. Hay que invertir, y no poco, en la gestión de los recursos humanos de forma inclusiva, integral y permanente. Hay que tener una referencia nacional en este sector. Es necesaria la creación de un Instituto Nacional de Residuos Sólidos, con inserción de disciplinas en los cursos de pregrado y posgrado, de corta, media y larga duración, a distancia y presenciales, etc., etc.
Todos sabemos que preparar personal técnico especializado en todos los municipios y en los consorcios públicos, es sólo un pequeño paso, pero con seguridad es un condicionante básico para impulsar al sapo que necesita saltar. Y desencantar…
Vea los cuidados con la basura hospitalaria en Guarulhos-SP: