Recolección selectiva en asociación con los recolectores – un gran desafío para la Prefectura de Belo Horizonte
Para operar el programa de recolección selectiva en asociación con los recolectores, la Superintendencia de Limpieza Urbana de la Prefectura de Belo Horizonte- SLU/PBH- logró en 1994, arrendar dos galpones para selección de materiales reciclables y construyó el anexo del galpón sede de la ASMARE (Asociación de los Recolectores de Papel, Cartón y Material Reaprovechable). La instalación de los galpones con equipamientos necesarios para el trabajo (prensas, balanzas, etc.) posibilitó la retirada de 47 puntos críticos de selección en las calles en la región central de Belo Horizonte, después de un trabajo intensivo e integrado de técnicos de la SLU, la Pastoral de Calle y de la Secretaría Municipal de Desarrollo Social.
El proceso de abordar y conducir a los recolectores fue bastante arduo. Era literalmente un cambio de su lugar de trabajo, con camiones transportando sus pertenencias de las calles a los galpones. Hubo resistencia y mucho recelo por parte de ellos – y también de la administración municipal – sobre los tipos de problemas que podrían surgir de esa nueva situación.
Se deben destacar las dificultades inherentes a las condiciones humanas (o inhumanas) de los recolectores en las calles de Belo Horizonte en el inicio de los 90, como la fuerte relación con la vida en la calle, la violencia física, la criminalidad, el alcoholismo, el uso de drogas, la prostitución y, además, el uso de la “tracción humana” en el transporte del material recolectado. Todas estas dificultades aumentaban el rechazo a los recolectores por una parte considerable de la población, que no quería la implantación de galpones próximos a su lugar de trabajo o residencia. También había dudas de algunos componentes de la propia administración municipal acerca de la posibilidad de instituirse una asociación con personas en condiciones tan marginadas socialmente. Eran personas acostumbradas a la vida en la calle, sin límites de tiempo y espacio, trabajaban de forma individual, sin práctica de relaciones sociales (para qué decir de procesos asociativos o cooperativos…). Al ser obligados a actuar de forma colectiva, reunidos en el galpón, sujetos a reglas que delimitaban el horario y otras condiciones de trabajo, tuvieron varias reacciones violentas. Se registraron incidentes con puñaladas e intento de incendio, entre otros, que tenían que ser trabajados por los técnicos sociales de la SLU y de las entidades participantes, en el inicio del funcionamiento de los nuevos galpones.
El gerenciamiento de los galpones era realizado en forma integrada por la SLU, ASMARE y la Pastoral de Calle. Todas las acciones eran planeadas y posteriormente evaluadas conjuntamente en reuniones sistemáticas de trabajo. La metodología asumida por el equipo de la Pastoral de Calle para el trabajo con los recolectores es oriunda de las líneas de la educación popular, en que se propician espacios de reflexión y discusión con los recolectores, centrándose en la búsqueda de soluciones para los problemas que se presentan.
Se hizo una gran inversión en el apoyo al cambio de postura de los recolectores, instituyéndose un sistema intensivo de capacitación técnica, siendo realizados periódicamente cursos abordando temas como relaciones humanas, limpieza pública, reciclaje, seguridad de tránsito, salud del recolector y cooperativismo. En 1996, la ASMARE había ampliado su cuadro a 210 asociados, pasando el año 2008 a tener 250, entre recolectores y seleccionadores.
La presencia del recolector en la ciudad fue significativamente alterada a partir de 1993. Dignidad, trabajo, gente, historias, premios y el reconocimiento tan soñado de la ciudadanía, sustituyeron gradualmente la negatividad presente en el imaginario social. Esa nueva visión fue favorecida por un amplio abanico de asociaciones, una red solidaria que se constituyó en torno a la ASMARE, involucrando al poder público, ONG’s, empresas privadas, sindicatos, asociaciones, e incluso entidades internacionales.
Los asociados de la ASMARE pasaron a tener casa propia o arrendada. Los hijos de los recolectores asociados en edad escolar fueron matriculados en la escuela formal y se creó un proyecto de alfabetización de jóvenes y adultos, además de una guardería para infantes de 0 a 6 años, conquistada en el Presupuesto Participativo del municipio. Se montó un taller de carpintería, con objetivos socio-pedagógicos y profesionalizantes para jóvenes y otros talleres de reciclaje artesanal y de otros productos hechos con materiales reciclados.
Varios artistas plásticos y estilistas apoyaron la transformación de basura en arte, con innumerables acciones que promovían la visibilidad de los recolectores, como desfiles de moda reciclada, “Casa Cor” – exposición anual tradicional de decoración y arte – montada en un barrio noble de la ciudad, Carnaval de Recolectores, etc.
A partir del año 2002, Belo Horizonte se torna escenario del Festival Basura y Ciudadanía, espacio de gran visibilidad, pero también de discusiones y de búsqueda de soluciones para la categoría de los recolectores de Brasil, contando incluso con representantes de otros países. Cada vez más respaldado políticamente, el festival logra aumentar cada año la participación de autoridades de los gobiernos municipal, estatal y federal, incluyendo secretarías municipales y estatales, prefectos y ministros (Medio Ambiente, Desarrollo Social y Combate al Hambre, Trabajo y Empleo, de las Ciudades, Casa Civil, entre otros), además de académicos y personalidades nacionales e internacionales comprometidos con causas y proyectos sociales, como Boaventura de Sousa Santos y Danielle Miterrand. En el 2008, aparte de la presencia de cinco ministros, el festival contó con la presencia del vicepresidente y del propio presidente de la república, Luiz Inácio Lula da Silva, demostrando como el trabajo de Belo Horizonte se convirtió en una referencia para Brasil en la defensa de los derechos de la categoría de los recolectores.
La organización de recolectores se consolidó por todo el país y pasó a ser representado por el Movimiento Nacional de Recolectores de Materiales Reciclables-MNCR, que contabiliza varias conquistas significativas, como el reconocimiento de la profesión de los recolectores por la Clasificación Brasileña de Ocupaciones-CBO.El MNCR también ha sido un importante interlocutor con el gobierno federal, interfiriendo en la formulación de políticas públicas que favorezcan su actuación. Un ejemplo de eso es la Ley de Saneamiento (Ley nº 11.445/05), que establece las directrices nacionales para el saneamiento básico y que altera la Ley de Licitaciones (Ley nº 8.666/1993), quedando exenta de licitación la contratación de asociaciones o cooperativas de recolectores de materiales reciclables en sistemas de recolección selectiva municipales. Para que eso acontezca, es necesario que las asociaciones o cooperativas estén bien estructuradas y no dependan más de los subsidios de la prefectura para su funcionamiento, y ésta no es la realidad de la mayoría de las organizaciones de recolectores en el país incluyendo la de Belo Horizonte.