Me quiere mucho, poquito, nada…

Publicado por Edmeia Faria 27 de septiembre de 2013

Un día de estos, en Pompéu, encontré esta flor en una huertita del fondo de un patio, derramando luz y poesía en los canteros de verdura. La menta va hablando con entusiasmo de su mundo, de su vivencia con las plantas y con la mujer, con quien vive hace más de treinta años.

Al depararme con la flor, soy tomada por un doble encanto. Y comento con admiración: “¡hasta flores cultivan aquí ustedes!” Y la pareja, tan simple como la flor, me brinda esta lección: “La flor es para las mariposas. Ellas ponen los huevos aquí y no los ponen en las verduras. Así evitamos las plagas. En todos esos años que nosotros tenemos la huerta, nunca salieron cuncunas en la col ni en las otras verduras. Usted lo puede ver. Y no usamos plaguicidas”.

Imagine: la huerta sin plagas y sin plaguicidas. Y aun con muchas flores multicolores cultivadas sin más trabajo. Y baile de mariposas.

Me quiere mucho, poquito, nada… me quiere mucho, poquito, nada… Mi espíritu vuela con las mariposas y vuelve a la antigua casa de la Vuelta de la Ciénaga. Me quiere mucho, poquito, nada… de a poco un nuevo escenario se va reconstruyendo en la memoria. Escenas casi borradas se reconstituyen: Me quiere mucho, poquito, nada… me quiere mucho, poquito, nada…

En el patio de mi infancia, esa flor era nativa. En un suelo húmedo y fértil, no carecía de cuidados. Crecía y florecía en el jardín entre dalias, jazmines, hibiscos, manacás y saúcos, en la huerta y en el pomar. Y me encantaba por la profusión de colores y por la alegría. Por el suave perfume. Por la simplicidad. Y por la magia.

Yo, cuando era niña, jugaba con muñecas y a la casita debajo de un viejo árbol de mango, en la frontera, donde vivían las hadas. Era en este lugar encantado que yo pasaba las tardes y hacía la lección de casa, estudiando en voz alta para grabarlo en el corazón:

Yo amo, tú amas, él ama,

Nosotros amamos, vosotros amáis, ellos aman.

Mi casita, sala, cuarto, cocina y biblioteca; también tenía un jardín. Y mi jardín eran las trepaderas que crecían en la cerca dividiendo los patios; las margaritas blancas y amarillas y las margaritas rosadas, rojas y naranjas, que llamábamos bem-me-quer. Un jardín que se extendía hasta el fondo del patio, hasta el pozo de agua en el medio del arrozal, donde jugaban cuis, hasta el riacho de agua cristalina donde nadaban piabas plateados, y yo pescaba sueños y poesías; hasta el pozo sin fondo que salía en Japón, al otro lado del mundo.

Me quiere mucho, poquito, nada… me quiere mucho, poquito, nada…Haciéndome jovencita, esa flor de la inocencia y de la pureza, ahora me seduce por sus poderes mágicos. Y sacando pétalo por pétalo, iba repitiendo alternadamente: me quiere mucho, poquito, nada, me quiere mucho, poquito, nada… para saber los sentimientos del niño que encendía la luz en mis ojos y tocaba la campana de mi corazón.

Me quiere mucho, poquito, nada… me quiere mucho, poquito, nada…

La flor. Se trata de una especie de margarita, científicamente conocida como Chrysantemum leucanthemum. En Brasil es conocida popularmente como bem-me-quer, mal-me-quer, crisântemo pequeno, olho do dia.

Esa flor es símbolo de la unidad. En su estructura, su disco central, solar y luminoso, y sus múltiples pétalos, todos dirigidos hacia el centro, representa la unidad del cuerpo y el espíritu, la relación entre lo terrenal y lo divino.

La margarita era utilizada por muchos pueblos antiguos en la medicina y como cosméticos, siempre asociada a la magia, misterio, palabras mágicas. Combate la tristeza y estabiliza las emociones; mantiene la alegría y la jovialidad.

Se popularizó por el juego tradicional utilizado por las jóvenes para descubrir el real sentimiento de su novio. Por eso, su significado está íntimamente relacionado a la pureza de sentimientos, inocencia, virginidad, primer amor y a los sueños de jovencitas.

Hasta hoy, la flor guarda cierta magia. Y Seduce a las pre-adolescentes en “Juegos de Jovencita” en internet, inspirado en el juego tradicional: Me quiere mucho, poquito, nada.

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