Dramaturgo, filósofo y poeta inglés (1564 — 1616)
Sueños
Somos hechos del mismo tejido que nuestros sueños.
La pena altera las estaciones y las horas de reposo, haciendo de la noche día y del día noche.
El sueño es el prenuncio de la muerte.
Lo que interesa realmente no es la noche en sí, son los sueños. Sueños que el hombre sueña siempre, en todos los lugares, en todas las épocas del año, durmiendo o despierto.
No se deje llevar por la distancia entre sus sueños y la realidad. Si usted es capaz de soñarlos, también puede realizarlos.
Hay quien diga que todas las noches son de sueños.
Pero hay también quien garantice que no todas, sólo las de verano.
En el fondo, esto no tiene mucha importancia.
Es rápido como una sombra, corto como un sueño
Breve como un relámpago en la noche fría
Que con melancolía revela tanto el cielo como la tierra
Y antes que el hombre consiga decir “¡Vea!”
Los dientes de la noche lo devoran.
Y así, deprisa, todo lo que es luminoso
Desaparece en medio de la perplejidad.
Las palabras, el Silencio
¿Qué es lo que hay, pues, en un nombre? Si la rosa tuviera otro nombre tendría el mismo perfume.
Cuando la boca no logra decir lo que el corazón siente, lo mejor es dejar a la boca sentir lo que el corazón dice. Las palabras están llenas de falsedad o de arte; la mirada es el lenguaje del corazón.
Nunca reveles con facilidad tu pensamiento, ni ejecutes nunca lo que no hayas ponderado bien.
Muestra menos de lo que tienes, habla menos de lo que sabes.
Algunas palabras pueden esconder otras.
Yo perturbo la paz de los sordos con mis gritos inútiles.
Las palabras sin afecto nunca llegarán a los oídos de Dios.
Palabras no son actos. Los sentimientos verdaderos se manifiestan por los actos, no por las palabras.
Contrabalancear promesas con promesas es estar pesando la nada.