Volando al Infinito

Publicado por Editor 25 de enero de 2012

Este es el último de los artificios de los brujos. Digamos que lo que te voy a revelar es el último pedacito de la explicación de los brujos. Hacer a la razón sentirse segura siempre es tarea del maestro. Burlé tu razón haciéndola creer que el tonal es responsable y previsible. Nos hemos esforzado para darle la impresión de que solamente el nagual está más allá del ámbito de la explicación; la prueba de que tuvimos éxito en eso es que en este momento te parece, a pesar de todo lo que te pasa, que todavía existe un centro en ti que puedes llamar tuyo, tu razón. Eso es un espejismo.

Tu preciosa razón es solo un centro de montaje, un espejo que refleja alguna cosa que está fuera de ella. El último capítulo de la explicación de los brujos dice que la razón solo refleja un orden exterior, y que la razón no sabe nada al respecto de ese orden, no puede explicarlo, del mismo modo como no puede explicar el nagual. La razón solo puede presenciar los efectos del tonal, pero nunca podría comprenderlo ni desenmascararlo. El simple hecho de que estamos pensando y hablando muestra un orden que seguimos sin nunca saber lo que hacemos, ni lo que el orden será.

Los brujos hacen lo mismo con la voluntad. Dicen que a través de la voluntad pueden presenciar los efectos del nagual. Ahora, puedo agregar que, a través de la razón, no importa lo que hagamos con ella, o cómo lo hagamos, estaremos simplemente presenciando los efectos del tonal. En ambos casos, no hay esperanza jamás de entender o explicar qué es lo que estamos presenciando.

Un brujo puede usar las alas de la percepción para tocar otras sensibilidades, por ejemplo la de un cuervo, la de un coyote, la de un grillo, o el orden de otros mundos en aquel espacio infinito. Las alas de la percepción pueden llevarnos a los últimos confines del nagual o a los mundos inconcebibles del tonal.

Llegamos finalmente a la última parte de la explicación de los brujos. Un día te dije que el nagual y el tonal, que alcanzan la totalidad del hombre, estaban fuera de nosotros, y sin embargo no estaban. Ésta es la paradoja de los seres luminosos. El tonal de cada uno de nosotros no es más que el reflejo de ese desconocido indescriptible lleno de orden. El nagual de cada uno de nosotros no es más que un reflejo de ese vacío indescriptible que contiene todo.

La tarea ahora es sumergirse en lo desconocido solo. Siéntate aquí y apaga tu diálogo interno. Puedes conseguir el poder necesario para abrir las alas de la percepción y volar para aquel infinito.

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