Siempre podemos fracasar, es verdad. Pero creo que tú te refieres a otra cosa. Tú quieres encontrar una salida. Quieres tener la libertad de fracasar y desistir en tus propios términos. Es tarde para eso. Un guerrero está en las manos del poder y su única libertad es escoger una vida impecable. No hay medio de forjar un triunfo o una derrota. Tu razón puede querer que fracases completamente, con el fin de apagar la totalidad de tu ser. Pero existe una medida que no permitirá que declares una victoria o una derrota falsa. Si crees que puedes huir del abrigo del fracaso, estás loco. Tu cuerpo montará guardia y no dejará seguir tales caminos.
Estás en una situación terrible. Es tarde para renunciar, pero es temprano para actuar. Lo único que puedes hacer es presenciar. Estás en la triste situación de un bebé que no puede volver al vientre de la madre, y no puede andar ni actuar. El bebé sólo puede presenciar y escuchar las tremendas historias de acción que le cuentan. Tú estás ahora exactamente en este punto. No puedes volver al vientre de tu viejo mundo, pero tampoco puedes actuar con poder. Para ti, sólo existe presenciar actos de poder y escuchar historias, relatos de poder.
El sosia, cuerpo, soñador, el cuerpo energético, es uno de esos cuentos. Tú sabes de eso, y es por eso que tu razón está tan impresionada con eso. Estarás golpeándote la cabeza contra una pared si finges que entiendes. Todo lo que te puedo decir sobre eso, como explicación, es que el sosia, aunque sea alcanzado por medio del sueño es bien real.
No hay sentido hipotético cuando hablamos del mundo de los hombres de conocimiento. Un hombre de conocimiento no puede actuar para con sus semejantes en términos injuriosos, hipotéticamente o no. Nadie puede tramar contra la seguridad y bienestar de un hombre de conocimiento. Él ve, de modo que tomaría todas las precauciones para evitar cualquier cosa de ese género. Mientras que un hombre de conocimiento tiene el control sin controlar nada.
Un guerrero está siempre preparado. Ser guerrero no es sólo querer serlo. Es antes una lucha interminable que continúa hasta el último momento de nuestras vidas. Nadie nace guerrero, así como nadie nace un ser racional. Nosotros nos convertimos en uno u otro.