Nuestra Herencia Mágica

Publicado por Editor 18 de enero de 2012

La explicación de los brujos es uno más de sus artificios. Verás eso por ti mismo. Pero vamos a continuar. Los brujos dicen que estamos dentro de una burbuja. Es una burbuja en que somos colocados en el momento de nuestro nacimiento. Al principio la burbuja está abierta, pero después comienza a cerrarse, hasta encerrarnos dentro de ella. Esa burbuja es nuestra percepción. Vivimos dentro de esa burbuja toda nuestra vida. Y lo que presenciamos en sus paredes redondas es nuestro propio reflejo.

Si lo que presenciamos en sus paredes es nuestro propio reflejo, ¿entonces lo que está siendo reflejado debe ser lo real? Lo que está siendo reflejado es nuestra visión del mundo. Esa visión es la primera descripción, que nos es dada desde el momento de nuestro nacimiento hasta que toda nuestra atención es cogida por ella y la descripción se torna una visión. El trabajo del guerrero es reorganizar esa visión, preparar el ser luminoso para el tiempo en que un benefactor abra la burbuja por fuera.

La burbuja se abre con el fin de permitir al ser luminoso una visión de su totalidad. Naturalmente eso de llamar a la cosa burbuja es solo una manera de decir, pero en este caso es una manera precisa. La delicada maniobra de conducir un ser luminoso hacia la totalidad de su ser exige que el guerrero trabaje de dentro de la burbuja y el benefactor por fuera. El guerrero reorganiza la visión del mundo: la isla del tonal.

Ya dije que todo lo que somos se encuentra en aquella isla. La explicación de los brujos dice que la isla del tonal es hecha por nuestra percepción, que fue entrenada para focalizarse en ciertos elementos. Cada uno de esos elementos y todos juntos constituyen nuestra visión del mundo. El trabajo del guerrero en lo referente al aprendizaje consiste en reorganizar todos los elementos de la isla en la mitad de la burbuja.

A esta altura ya debes haber comprendido que limpiar y reorganizar la isla del tonal significa reagrupar todos sus elementos del lado de la razón. Ese es el lado del tonal. El maestro, por ejemplo, siempre se dirige para ese lado, y presentando al aprendiz un lado del camino del guerrero lo obliga a la sobriedad y a ser razonable, a la fuerza de carácter y de cuerpo, y presentándole de otro lado situaciones inimaginables pero reales, con las cuales el aprendiz no puede lidiar, lo obliga a comprender que su razón, aunque sea algo maravilloso, solo puede abarcar una pequeña área. Una vez que el guerrero enfrenta su incapacidad de raciocinar todo, él se dará el trabajo de fortalecer y defender su razón vencida, y para eso convocará todo lo que posee en torno de ella. El maestro logra eso martillándolo sin piedad, hasta que su visión del mundo sea la mitad de la burbuja.

La otra mitad de la burbuja, la que fue limpia, puede entonces ser reivindicada por algo que los brujos llaman voluntad. Podemos explicar mejor eso diciendo que el trabajo del guerrero es limpiar una mitad de la burbuja y reorganizar todo en la otra mitad. El trabajo del benefactor será entonces abrir la burbuja por el lado limpio. Una vez roto el sello el guerrero nunca más será el mismo. Él tiene entonces el comando de su totalidad. La mitad derecha de la burbuja es el centro final de la razón, el tonal. La otra mitad es el centro de la voluntad, el nagual. Es este orden el que debe prevalecer; cualquier otra disposición es estúpida y mezquina, pues es contraria a nuestra naturaleza, nos roba nuestra herencia mágica y nos reduce a cero.

Los videntes describen la forma humana como la fuerza obligada de alineamiento de las emanaciones encendidas por el brillo de la consciencia, en el lugar preciso en que normalmente está fijado el punto de encaje del hombre. Es la fuerza que nos vuelve personas. Así, ser una persona es ser compelido a adherir a esa fuerza de alineamiento y consecuentemente a adherir el lugar exacto donde ella se origina. En virtud de sus actividades, en un momento dado, el punto de encaje de los guerreros se mueve hacia la izquierda. Es un cambio permanente que resulta en una sensación poco común de indiferencia, o control, o incluso de desenvoltura. Ese dislocamiento del punto de encaje provoca un nuevo alineamiento de las emanaciones. Es el comienzo de una serie de mudanzas mayores. Los videntes llaman apropiadamente a esa mudanza inicial pérdida de la forma humana, porque ella marca un movimiento inexorable del punto de encaje hacia fuera de su posición original, lo que resulta en la pérdida irreversible de nuestra adhesión a la fuerza que nos hace ser personas.

No hay medio de llegar a la explicación de los brujos a no ser que se haya usado el nagual de buena voluntad, o mejor dicho, a no ser que se tenga usado de buena voluntad el tonal para hacer que nuestros actos tengan sentido en el nagual. Otro medio de esclarecer todo eso es decir que la visión del tonal debe prevalecer si se pretende utilizar el nagual de modo como lo utilizan los brujos.

El orden en nuestra percepción es el reino exclusivo del tonal. Solamente allí pueden los actos tener una secuencia; solamente allí ellos son como escaleras en que se pueden contar los escalones. No hay nada de eso con el nagual. Por lo tanto, la visión del tonal es un instrumento, y como tal, no es solamente el mejor instrumento, sino el único que tenemos. Las alas de su percepción fueron hechas para tocar su totalidad. Y su percepción extiende sus alas cuando algo en ti percibe su verdadera naturaleza. Tú eres un conglomerado. Esta es la explicación de los brujos.

El nagual es indescriptible. Todos los sentimientos y seres y yos posibles flotan en él como barcazas, pacatas, inalteradas, para siempre. Ahí el pegamento de la vida liga algunas de ellas. Cuando el pegamento de la vida junta esos sentimientos, un ser es creado, un ser que pierde el sentido de su verdadera naturaleza y queda ofuscado por la claridad y ruido de la zona donde las cosas acechan, el tonal. El tonal es donde existe toda organización unificada. Un ser entra en el tonal una vez que la fuerza vital juntó los sentimientos necesarios.

Yo te dije que el tonal comienza en el nacimiento y termina en la muerte; dije eso porque sé que, así que la fuerza vital deja el cuerpo, todas esas consciencias aisladas se desintegran y vuelven al lugar de donde vinieron, el nagual. No hay medio de referirnos a lo desconocido. Solo podemos presenciarlo. La explicación de los brujos dice que cada uno de nosotros tiene un centro del cual se puede presenciar el nagual, que es la voluntad.

Así, un guerrero puede aventurarse en el nagual y dejar que su aglomerado se arregle y desarregle de cualquier manera que sea posible. Ya te dije que la expresión del nagual es un asunto personal. Quise decir que le corresponde al propio guerrero individual dirigir los arreglos y re-arreglos de ese aglomerado. La forma humana o el sentimiento humano es el original, tal vez sea la forma más dulce de todas para nosotros. Sin embargo, existe un número incontable de formas alternativas que el aglomerado puede adoptar.

Ya te dije que un brujo puede adoptar cualquier forma que quiera. Eso es verdad. Un brujo que tenga posesión de la totalidad de sí mismo puede dirigir las partes de su conglomerado para que se unan de cualquier manera concebible. Una vez extinguida la fuerza vital, no hay más forma de reunir ese aglomerado.

Llamé a ese aglomerado burbuja de la percepción. También dije que ella está sellada, herméticamente cerrada y que nunca se abre hasta el momento de nuestra muerte. Sin embargo, podría ser forzada a abrirse. Los brujos obviamente aprendieron ese secreto y, aunque no todos lleguen a la totalidad de sus seres, saben sobre esa posibilidad. Saben que la burbuja se abre solamente cuando la persona se zambulle en el nagual.

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