La última y mayor parte de la consciencia, la tercera atención, es una consciencia inconmensurable que envuelve aspectos indefinibles del conocimiento de los cuerpos físico y luminoso.
La tercera atención es alcanzada cuando el brillo de la consciencia se transforma en el fuego interior: el brillo que enciende no una faja por vez, sino todas las emanaciones en el capullo del hombre.
Para los nuevos videntes, entrar en la tercera atención es un regalo del Águila, pero con un significado diferente. Es más como una recompensa por una realización.
En el momento de morir, todos los seres humanos entran en lo incognoscible, y algunos de ellos alcanzan la tercera atención, aunque por un tiempo muy breve y sólo para purificar el alimento del Águila.
La realización suprema de los seres humanos es alcanzar ese nivel de atención mientras retiene la fuerza de la vida, antes de tornarse una consciencia desencarnada moviéndose como un centelleo de luz en la dirección del pico del Águila para ser devorada.
La Consciencia Intensificada
El brillo de la consciencia provocado por un impacto puede ser llamado atención temporalmente intensificada, porque él enfatiza emanaciones que están tan próximas de las habituales que la mudanza es mínima. Aún así, produce un aumento de la capacidad de comprender y concentrarse y, sobretodo, un aumento de la capacidad de olvidar.
Los videntes saben exactamente cómo usar ese cambio en la escala de cualidad. Ellos veían que sólo las emanaciones que cercan a las que usamos cotidianamente quedan brillantes súbitamente con un impacto. Las más distantes permanecen intactas, lo que significa que mientras se encuentran en un estado de atención intensificada, los seres humanos pueden trabajar como si estuviesen en el mundo de la vida cotidiana.
Las emanaciones que provocan el aumento de la claridad dejan de ser enfatizadas después de que los guerreros no están con la consciencia intensificada. Sin ese énfasis, aquello que experimenten o atestigüen desaparece.
Un estado de consciencia intensificada es visto no sólo apenas como un brillo que aparece en una región más profunda de la forma ovoide de los seres humanos, sino también como un brillo más intenso en la superficie del capullo. Aunque no es nada en comparación con el brillo producido en estados de consciencia total, que es visto como una explosión de incandescencia en todo el huevo luminoso. Es una explosión de luz de tal magnitud que los límites de la concha quedan difusos y las emanaciones del interior se extienden más allá de cualquier cosa imaginable.
Acontece sólo con los videntes. Ningún otro hombre o ninguna otra mujer se ilumina de esa manera. Videntes que alcanzan deliberadamente la consciencia total es una visión digna de ser guardada. Ese es el momento en el que se queman de dentro hacia fuera. El fuego interior los consume. En consciencia total, se funden con las emanaciones libres, y se deslizan hacia la eternidad.
Los Seres Luminosos y el Segundo Círculo de Poder
Mientras pienses que eres un cuerpo sólido, no puedes concebir lo que estoy diciendo. Somos los perceptores. Somos una consciencia; no somos objetos; no tenemos solidez. Somos ilimitables. El mundo de los objetos y de la solidez es una forma de tornar cómodo nuestro pasaje por la Tierra. Es sólo una descripción que fue creada para ayudarnos. Nosotros, o mejor dicho, nuestra razón nos hace olvidarnos de que la descripción es sólo una descripción y así encerramos a la totalidad de nosotros en un círculo vicioso del cual raramente emergemos en nuestra vida.
Somos perceptores. Sin embargo, el mundo que percibimos es una ilusión. Fue creado por una descripción que nos fue contada desde el momento en que nacemos. Nosotros, los seres luminosos, nacemos con dos círculos de poder, pero sólo usamos uno para crear el mundo. Ese círculo, que es capturado en seguida después que nacemos, es la razón, y su compañero es hablar. Entre ellos inventan y mantienen el mundo. Así, en esencia, el mundo que tu razón quiere sustentar es el mundo creado por una descripción y sus reglas son dogmáticas e inviolables, mientras la razón aprende a aceptar y defender. El secreto de los seres luminosos es que tienen otro círculo de poder que nunca es usado, la voluntad.
El truco del brujo es el mismo truco del hombre normal. Ambos tienen una descripción; uno, el hombre normal, la sustenta con su razón, el otro, el brujo, la sustenta con su voluntad. Ambas descripciones tienen sus reglas y esas reglas son perceptibles, pero la ventaja del hechicero es que la voluntad es más absorbente que la razón.
La sugerencia que quiero hacer aquí es a partir de hoy percibas si la descripción es mantenida por tu razón o tu voluntad. Creo que ese es el único medio de que uses tu mundo de todos los días como desafío y vehículo para acumular suficiente poder personal con el fin de llegar a la totalidad de tu ser.