Una parte mayor de la consciencia, la segunda atención, abarca el conocimiento que necesitamos para percibir nuestro capullo luminoso y para actuar como seres luminosos. La segunda atención permanece como tela de fondo durante toda nuestra vida, a no ser que sea transportada a través del entrenamiento deliberado o por un trauma accidental.
El campo de batalla de los guerreros es la segunda atención – una especie de campo de entrenamiento para alcanzar la tercera atención. Es un estado muy difícil de llegar, pero muy fructífero cuando es alcanzado. La segunda atención es un estado más complejo y especializado del brillo de la consciencia. Tiene que ver con lo desconocido. Sobreviene cuando emanaciones poco comunes dentro del capullo del hombre son utilizadas.
La razón por la cual dije que la segunda atención es especializada, es que para utilizar esas emanaciones poco comunes son necesarias tácticas inusuales, elaboradas, que requieren mucha disciplina y concentración.
La concentración necesaria para estar consciente de un sueño es el prenuncio de la segunda atención. La concentración es la forma de consciencia que no está en la misma categoría que la consciencia necesaria para lidiar con el sueño cotidiano.
La segunda atención es también llamada consciencia del lado izquierdo, y es el campo más amplio que se puede imaginar, tan vasto que en verdad parece no tener límites.
No me gustaría perderme en ella por nada de este mundo. Es un pantano tan complejo y bizarro que los videntes sobrios sólo entran en ella bajo las más estrictas condiciones. La gran dificultad es que la entrada a la segunda atención es muy simple, y su atracción casi irresistible.
Los antiguos videntes, maestros de la consciencia, aplicaban su habilidad en sus propios brillos de consciencia y hacían que se expandieran a límites inconcebibles.
En realidad aspiraban encender todas las emanaciones dentro de sus capullos, de una faja por vez. Lo lograron, pero de un modo bastante extraño: el hecho de encender una faja cada vez determinó su aprisionamiento en el pantano de la segunda atención.
Los nuevos videntes corrigieron aquel erro. Dejaron al dominio de la consciencia desarrollarse en el sentido de su fin natural, que es el de extender el brillo de la consciencia más allá de los límites del capullo luminoso en una única pulsación.
El desarrollo de la segunda atención comienza con la idea que nos viene más como una curiosidad que como una posibilidad real; se transforma en algo que sólo puede ser sentido, como una sensación; y finalmente evoluciona hacia un estado de ser, o una región de practicidades, o una fuerza superior que nos abre mundos más allá de nuestras fantasías más desvariadas.
Los brujos tienen dos opciones para explicar la brujería. Una es referirse en términos metafóricos y hablar sobre un mundo de dimensiones mágicas. Otra es explicar sus actividades en términos abstractos propios de la brujería.
Siendo un subproducto del desplazamiento del punto de encaje, la segunda atención no es algo que acontece naturalmente, ella debe ser intencional. Puede ser descrita metafóricamente como un desarrollo percibido en el inicio como una idea, y al final como una consciencia fija y controlada por el desplazamiento del punto de encaje.