La muerte, motor de la vida

Publicado por Editor 12 de abril de 2013

La idea de la muerte es de suprema importancia en la vida de un brujo. Te mostré cosas innumerables sobre la muerte para convencerte que el conocimiento de nuestro fin pendiente e inevitable es lo que nos da sobriedad. Nuestro error más caro como hombres comunes es no importarse con el sentido de inmortalidad.

Es como si creyésemos que si no pensamos sobre la muerte nos podemos proteger de ella. Sin una visión clara de la muerte no hay orden, ni sobriedad, ni belleza. Los brujos luchan para adquirir esa percepción crucial para ayudar a percibir en un nivel más profundo que no tienen ni siquiera seguridad si sus vidas van a continuar más allá de ese momento. Esa percepción le da a los brujos el coraje de ser pacientes y al mismo tiempo entrar en acción, coraje de consentir sin ser estúpidos.

La muerte no es una enemiga, aunque cause esa sensación. La muerte no es nuestra destructora, aunque pensemos que sea. Los brujos consideran a la muerte como el único oponente de valor que tenemos. La muerte es nuestro desafiante. Nacemos para aceptar este desafío, hombres comunes o brujos. Los brujos saben al respecto; los hombres comunes no. La vida es el proceso por el cual la muerte nos desafía. La muerte es la fuerza activa. La vida es la arena. Y en esa arena sólo hay dos contenedores en cualquier época: el propio individuo y la muerte.

Somos pasivos. Piensa al respecto. Si nos movemos, es sólo cuando sentimos la presión de la muerte. La muerte establece el ritmo de nuestras acciones y sentimientos y nos empuja incansablemente hasta que nos quiebra y gana el premio, o entonces nos elevamos por encima de todas las posibilidades y derrotamos la muerte.

Los brujos derrotan a la muerte y la muerte reconoce la derrota, dejando que los brujos partan libres, para nunca más ser desafiados. Eso significa que el pensamiento dio una voltereta hacia lo inconcebible. Es la bajada del espíritu; el acto de quebrar nuestras barreras perceptibles. Es el momento en el cual la percepción del hombre alcanza sus límites. Los brujos practican el arte de enviar scouts; exploradores avanzados para testar nuestros límites perceptibles.

El viaje definitivo

La muerte de los seres humanos tiene una opción oculta. Es algo como una cláusula en un documento legal, una cláusula que es escrita en letras muy pequeñas que apenas se puede ver. Tú necesitas usar un lente de aumento para leer, sin embargo, es la cláusula más importante del documento.

La opción oculta para la muerte es exclusiva de los brujos. Que yo sepa, ellos son los únicos, que leyeron las letritas. Para ellos la opción es pertinente y funcional. Para los seres humanos comunes, la muerte significa el fin de su consciencia, el fin de su organismo. Para los seres inorgánicos, la muerte significa lo mismo: el fin de su consciencia. En ambos casos, el impacto de la muerte es el acto de ser succionado para el Mar Oscuro de la Consciencia, para el pico del Águila.

Sus consciencias individuales, cargadas con las experiencias de vida, quiebran sus fronteras, y la consciencia como energía se pierde en el Mar Oscuro de la Consciencia. En el momento de morir los brujos no son aniquilados por la muerte, sino transformados en seres inorgánicos: seres que tienen consciencia, pero no un organismo. Para ellos, ser transformados en un ser inorgánico es evolución y eso significa que un nuevo tipo indescriptible de consciencia les es prestado, una consciencia que permanecerá verdaderamente por millones de años, pero algún día también necesitará ser devuelta al donador: el mar oscuro de la consciencia, o el Águila.

Mi sobriedad como brujo me dice que la consciencia de ellos terminará de la manera como la consciencia de los seres inorgánicos termina, pero yo no vi eso acontecer. No tengo un conocimiento de primera mano sobre eso. Los antiguos brujos creyeron que la consciencia de ese tipo de ser inorgánico duraría el tiempo que la Tierra estuviera viva. La Tierra es su matriz. Mientras ella prevalezca, su consciencia continúa. Para mí, esa es una afirmación bien razonable.

Para un brujo, la muerte es un factor unificador. En vez de desintegrar el organismo, como comúnmente acontece, la muerte lo unifica. La muerte para un brujo termina el reino de los temperamentos individuales en el cuerpo. Los brujos antiguos creían que era el dominio de diferentes partes del cuerpo que regían los temperamentos y las acciones del cuerpo total; partes que se tornaron disfuncionales arrastraban el resto del cuerpo para el caos, como por ejemplo cuando te enfermas por comer porquerías. En ese caso, el estado de tu estómago afecta a todo el resto. La muerte erradica el dominio de esas partes individuales. Ella unifica su consciencia en una única unidad.

Para los brujos, la muerte es un acto de unificación que emplea cada parte de su energía. Tú estás pensando en la muerte como un cadáver enfrente a ti, un cuerpo que comienza a descomponerse. Para los brujos, cuando el acto de unificación ocurre, no hay cadáver. No hay descomposición. Sus cuerpos, en su totalidad, se transformaron en energía, y la energía que posee consciencia no es fragmentada. Los límites que son causados por el organismo son interrumpidos por la muerte y todavía están funcionando en el caso de los brujos, a pesar de no ser más visibles a simple vista.

Los seres inorgánicos de nuestro mundo gemelo han sido esencialmente inorgánicos desde el inicio, del mismo modo como hemos sido siempre esencialmente seres orgánicos, también desde el inicio. Ellos son seres cuya consciencia puede evolucionar exactamente como la nuestra, y sin duda lo hace, pero no tengo ningún conocimiento directo de cómo eso acontece. Sin embargo, lo que sé es que un ser humano cuya consciencia evolucionó es un ser inorgánico brillante, luminiscente y arredondeado de un tipo especial.

Sé que te estás muriendo de ganas de preguntarme si lo que estoy describiendo es el alma que va para el cielo o al infierno. No, no es el alma. Lo que pasa con los brujos cuando ellos eligen esa opción oculta de la muerte, es que ellos se tornan seres inorgánicos, muy especializados, seres inorgánicos de alta velocidad, seres capaces de maniobras estupendas de percepción como por ejemplo asimilar todo el conocimiento que te estoy pasando.

Los brujos nuevos entran entonces en lo que los antiguos brujos llamaban su viaje definitivo. El infinito se torna su reino de acción.

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