La manera correcta de andar

Publicado por Editor 20 de noviembre de 2012

 

Con el fin de parar la visión del mundo mantenida por el diálogo interno, que la persona tiene desde la cuna, no basta sólo desear, o tomar una resolución. Es necesario que haya una tarea práctica: esa tarea práctica se llama la manera correcta de andar. Parece inofensivo y una tontera. Como todas las cosas que poseen poder en sí y por sí, la manera correcta de andar no llama la atención.

La manera correcta de andar es un subterfugio. El guerrero, primero curvando los dedos, dirige la atención para sus brazos, y después, mirando sin enfocar los ojos para algún punto directamente en frente de él, en el arco que comienza en las puntas de sus pies y termina sobre el horizonte, él prácticamente inunda su tonal de informaciones.

El tonal, sin su relación de uno a uno con los elementos de su descripción, es incapaz de hablar consigo mismo, y así la persona se calla. La posición de los dedos no importa mucho. La única consideración es llamar la atención para los brazos, colocando los dedos de varios modos fuera de lo común. Lo importante es la manera en que los ojos, quedando fuera de foco, perciben una porción de las características del mundo, sin tener mucha claridad al respecto de ellas. Los ojos en ese estado son capaces de percibir los detalles, demasiado pasajeros para la visión normal.

Si la persona conserva los ojos no enfocados en un punto justo arriba del horizonte, es posible observar de una sola vez todo en el campo de visión de casi 180 grados frente a los ojos. Este ejercicio es el único medio de impedir el diálogo interno.

Caminar en la oscuridad: el paso de poder

El paso de poder es para correr de noche, una manera especial de caminar en la oscuridad. El tronco debe estar ligeramente inclinado hacia al frente, pero la espina dorsal debe permanecer recta. Las rodillas también deben posicionarse ligeramente dobladas.

Debes primero enroscar los dedos contra las palmas de las manos, estirando el pulgar y el indicador de cada mano. Mientras caminas debes levantar las rodillas hasta el pecho cada vez que das un paso. El paso del poder es completamente seguro.

De noche el mundo es diferente y la capacidad de correr en la oscuridad no tiene nada que ver con el conocimiento del trecho. La clave para eso es dejar el poder personal correr libremente para poder fundirse con el poder de la noche, y una vez que el poder tome el control, no hay ninguna hipótesis de un desliz.

Sabes muy bien que se puede ver razonablemente, por más oscura que sea la noche, si no enfocas los ojos en nada y te quedas examinando el suelo que tienes enfrente. El paso de poder se parece a buscar un lugar para descansar. Ambos exigen un sentido de abandono y de confianza.

El paso de poder exige que la persona se quede con los ojos fijos en el suelo, directamente enfrente, pues la menor mirada hacia el lado conlleva a una alteración en el flujo del movimiento. Inclinar el tronco hacia adelante es necesario para bajar la vista, y el motivo para levantar las rodillas hasta el pecho es que los pasos tienen que ser muy cortos y seguros. Al principio habrá tropiezos, pero con la práctica podrás correr tan deprisa y con seguridad como si fuera de día. El grado de concentración necesario para examinar el área que está enfrente tiene que ser total. Cualquier mirada hacia el lado o demasiado hacia adelante altera el flujo.

La idea de la muerte es la única cosa que puede dar coraje a los brujos. Extraño, ¿no? Le da a los brujos el coraje de ser atentos sin ser vanidosos, y sobre todo les da coraje de ser impecables sin ser engreídos.

Los brujos se acechan a sí mismos para quebrar el poder de sus objeciones. Hay muchas maneras de acecharse a sí mismo. Si no deseas usar la idea de la muerte, usa los poemas. Provócate un impacto a ti mismo con ellos. Lee o escucha poemas mientras callas tu diálogo interior y deja que el silencio interior gane impulso. Así, la combinación del poema y del silencio desencadena el impacto.

Esa fuerza, ese impacto de belleza, es acechar. Un poema tiene que ser compacto, de preferencia corto. Y tiene que ser creado o compuesto de imágenes precisas y punzantes, de gran simplicidad. Los poetas inconscientemente anhelan el mundo de los brujos. Como no son brujos en el camino del conocimiento, los anhelos son todo lo que tienen.

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