La encrucijada final

Publicado por Editor 14 de octubre de 2022

 

Ahora necesito tu atención total. Atención en el sentido en que los guerreros entienden la atención: una pausa verdadera, para permitir que la explicación de los brujos para el dominio de la consciencia te inunde plenamente. Estamos en el final de nuestro trabajo, toda la instrucción necesaria ya te fue dada y ahora tienes que parar, mirar hacia atrás y reconsiderar tus pasos. Dicen los brujos que éste es el único medio de consolidar los lucros.

Ya te dije innumerables veces que es necesario un cambio muy drástico si quieres tener éxito en el camino del conocimiento. Ese cambio no es un cambio de estado de espíritu, ni de actitud, ni de punto de vista, ese cambio implica la transformación de la isla del tonal.

Precisamente en este punto, un maestro generalmente diría al discípulo que llegaron a una encrucijada final. Pero decir una cosa de esas es un engaño. Según mi opinión, no existe una encrucijada final, ni paso final para nada. Y como no hay paso final para nada, no debería haber ningún secreto sobre cualquier parte de nuestro destino como seres luminosos. El poder personal resuelve quién puede o no puede lucrar con una revelación. Mis experiencias con mis semejantes me probaron que muy pocos de ellos estarían dispuestos a escuchar, y entre esos pocos que escuchan, un número todavía menor estaría dispuesto a actuar según lo que escuchó. Así, el asunto del secreto sobre la explicación de los brujos se resume en una rutina, tal vez una rutina tan vacía como cualquier otra. De cualquier manera ahora sabes al respecto del tonal y del nagual, que son la esencia de la explicación de los brujos. Saber sobre ellos parece ser bastante inocuo.

Este es el momento de abrir la puerta del infinito. Pero antes de aventurarnos demasiado en este punto, es necesaria una advertencia justa: un maestro debe hablar en términos serios y avisar al discípulo que la inocencia y placidez de este momento son un espejismo, que hay un abismo sin fondo frente a él, y que una vez abierta la puerta no hay forma de cerrarla.

Lo que pasará desde hoy en adelante depende de si tienes o no suficiente poder personal para enfocar tu atención total sobre las alas de tu percepción.

El poder actúa de acuerdo con tu impecabilidad. Si usas seriamente aquellas cuatro técnicas: apagar la historia personal, perder la importancia propia, asumir la responsabilidad por los actos y usar la muerte como consejera, habrás almacenado suficiente poder personal para encontrar un benefactor. Habrás sido impecable y el espíritu habrá abierto todas las avenidas necesarias. Esa es la regla.

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