Todos los seres humanos tienen dos lados, dos entidades separadas, dos complementos que comenzaron a funcionar a la hora del nacimiento: una se llama tonal y la otra nagual. Los brujos tienen un interés especial y único en ese conocimiento. Yo diría que el tonal y el nagual están en el dominio exclusivo de los hombres de conocimiento.
El tonal es la persona social. El tonal es un protector, un guardián que generalmente se transforma en guardia. El tonal es el organizador del mundo. Tal vez el mejor medio de describir su trabajo monumental sea decir que sobre sus hombros reposa el trabajo de dar orden al caos del mundo. No es una exageración afirmar, como dicen los brujos, que todo lo que sabemos y hacemos como hombres es obra del tonal,
En este momento, por ejemplo, aquello que está empeñado en hacer sentido de nuestra conversación es tu tonal: sin él solo habría sonidos extraños y caretas, y tú no entenderías nada de lo que estoy hablando. Yo diría entonces que el tonal es un guardián que protege algo precioso, nuestro propio ser. Por lo tanto, una cualidad inherente del tonal es ser astuto y celoso de lo que hace. Y como nuestros actos son con seguridad la parte más importante de nuestras vidas, no sorprende que en el fin él se transforme, en todos nosotros, de guardián en guardia.
Un guardián tiene una visión amplia y es comprensivo. Un guardia, al contrario, es vigilante, intolerante y la mayor parte del tiempo, despótico. Estoy diciendo que el tonal en todos nosotros se fue transformado en un guardia mezquino y despótico, cuando debería ser un guardián de visión amplia.
El tonal es todo lo que somos. Cualquier cosa. Todo lo que tiene un nombre es el tonal. Y como el tonal son los propios actos, entonces obviamente todo tendrá que caer bajo su dominio. El tonal es todo lo que conocemos, todo lo que sabemos. Y no nos incluye solo a nosotros como personas, sino a todo en nuestro mundo. Se puede decir que el tonal es todo lo que aparece a la vista. Comenzamos a cultivarlo en el momento del nacimiento. En el momento en que aspiramos la primera bocanada de aire también aspiramos el poder para el tonal. Así, es válido decir que el tonal de un ser humano está íntimamente ligado a su nacimiento, es necesario recordar este punto.
Es de gran importancia para comprender todo esto. El tonal comienza en el nacimiento y termina con la muerte. El tonal es lo que hace el mundo, por decirlo de una manera. No puede crear ni modificar ninguna cosa, pero sin embargo hace al mundo porque testifica y evalúa de acuerdo con las reglas del tonal. De un modo muy extraño, el tonal es un creador que no crea nada. En otras palabras, el tonal hace las reglas por las cuales aprehende el mundo. Así, de cierto modo, crea el mundo.
El tonal es una isla. La mejor forma de describirlo es decir que el tonal es como la cubierta de una mesa en una sala de restaurante. Y en esta isla tenemos todo. Esta isla de hecho es el mundo. Existe un tonal personal para cada uno de nosotros y existe uno colectivo para todos nosotros en un momento dado que podemos llamar tonal de los tiempos. ¡Mira! Todas las mesas de un restaurante tienen la misma conformación. Hay ciertas cosas que están presentes en todas ellas. Sin embargo, ellas son individualmente diferentes las unas de las otras, algunas están más llenas que las otras, hay sobre ellas alimentos diferentes, platos diferentes, un ambiente diferente, y aún así tenemos que admitir que todas las mesas de ese restaurante son muy parecidas. Lo mismo sucede con el tonal. Podemos decir que el tonal de los tiempos es lo que nos torna iguales a todos, de la misma forma que torna iguales a todas las mesas de ese restaurante. No obstante, cada mesa separadamente es un caso individual, tal como el tonal personal de cada uno de nosotros. Pero lo importante para tener en mente es que todo lo que sabemos al respecto de nosotros mismos y de nuestro mundo está en la isla del tonal.
De un modo general, hay dos aspectos en cada tonal. Uno es la parte externa, la franja, la superficie de la isla. Esa es la parte relacionada a la acción y al actuar, el lado duro. La otra parte es la decisión y el juicio, el tonal interior, más suave, más delicado y más complejo. El tonal conveniente, necesario, es un tonal en que los dos planos están en perfecto equilibrio y armonía.