El brillo de la consciencia provocado por un impacto puede ser llamado “atención temporalmente intensificada”, porque él enfatiza emanaciones que están tan próximas de las habituales que la mudanza es mínima. Aún así, producen un aumento de la capacidad de comprender, de concentrarse y, sobre todo, un aumento de la capacidad de olvidar.
Los videntes saben exactamente cómo usar ese cambio en la escala de calidad. Ellos veían que sólo las emanaciones que cercan a las que usamos cotidianamente súbitamente quedan brillantes (con un impacto). Las más distantes permanecen intactas, lo que significa que mientras se encuentran en un estado de atención intensificada, los seres humanos pueden trabajar como si estuviesen en el mundo de la vida cotidiana.
Las emanaciones que provocan un aumento de la claridad dejan de ser enfatizadas después que los guerreros no están más con la consciencia intensificada. Sin ese énfasis, aquello que experimenten o atestigüen desaparece.
Un estado de consciencia intensificada es visto no sólo como un brillo que aparece en una región más profunda de la forma ovoide de los seres humanos, sino también como un brillo más intenso en la superficie del capullo. Aunque éste no sea nada en comparación con el brillo producido en estados de consciencia total, visto como una explosión de incandescencia en todo el huevo luminoso. Es una explosión de luz de tal magnitud que los límites de la concha se tornan difusos y las emanaciones del interior se extienden más allá de cualquier cosa imaginable.
Acontecen sólo con los videntes. Ningún otro hombre o ninguna otra criatura viviente se ilumina de esa manera. Los videntes que alcanzan deliberadamente la consciencia total son algo digno de recordar. Ese es el momento en que queman de dentro para fuera. El fuego interior los consume. En consciencia total, se funden con las emanaciones libres y se deslizan para la eternidad.
Los Seres Luminosos
Mientras tú pienses que es un cuerpo sólido, no puedes concebir lo que estoy diciendo. Somos los perceptores. Somos una consciencia; no somos objetos; no tenemos solidez. Somos ilimitables. El mundo de los objetos y de la solidez es una forma de tornar cómoda nuestro pasaje por la Tierra. Es sólo una descripción que fue creada para ayudarnos. Nosotros, o mejor dicho, nuestra razón, se olvida de que la descripción es sólo una descripción y así encerramos la totalidad de nosotros en un círculo vicioso del cual raramente emergemos en nuestra vida.
Somos perceptores. Sin embargo, el mundo que percibimos es una ilusión. Fue creado por una descripción que nos fue contada desde el momento en que nacemos. Nosotros, los seres humanos, nacemos con dos círculos de poder, pero sólo usamos uno para crear el mundo. Ese círculo, que es apresado luego después de que nacemos, es la razón, y su compañero es el habla. Entre ellos inventan y mantienen el mundo. Así, en esencia, el mundo que tu razón quiere sustentar es el mundo creado por una descripción y sus reglas dogmáticas e inviolables, que la razón aprende a aceptar y defender. El secreto de los seres luminosos es que tienen otro círculo de poder que en general nunca es usado: la voluntad.
El truco del brujo es el mismo truco del hombre normal. Ambos tienen una descripción; uno, el hombre normal, la sustenta con su razón; el otro, el brujo, la sustenta con su voluntad. Ambas descripciones tienen sus reglas y esas reglas son perceptibles, pero la ventaja del brujo es que la voluntad es más absorbente que la razón.
La sugerencia que quiero hacer aquí es que de hoy en adelante tú percibas si la descripción es mantenida por tu razón o por tu voluntad. Creo que ese es el único medio de que uses tu mundo de todos los días como desafío y vehículo para acumular suficiente poder personal con el fin de llegar a la totalidad de tu ser.
(Compilación Flórion)