La explicación de los brujos, que no parece ser una explicación del todo, es letal. Parece inofensiva y encantadora, pero apenas el guerrero se expone a ella da un golpe que nadie puede objetar. Por lo tanto, prepárate para lo peor, pero no te apures ni entres en pánico. Tú no tienes tiempo, y sin embargo estás cercado por la eternidad. ¡Qué paradoja para tu razón!
El conocimiento y el poder. Los hombres de conocimiento poseen ambos. Sin embargo, ninguno de ellos podría decir cómo los adquirieron, a no ser que diga que continuó actuando como guerrero y en un momento dado todo se modificó. He aquí los defectos de las palabras. Siempre nos obligan a sentirnos esclarecidos, pero cuando nos volvemos a enfrentar al mundo, ellas siempre nos fallan y terminamos enfrentando el mundo como siempre lo hicimos, sin esclarecimiento. Por este motivo, el brujo busca actuar en vez de hablar y para eso él logra una nueva descripción en que hablar no es tan importante, y en que nuevos actos tienen nuevos reflejos.
Después que el guerrero conquista los sueños y crea su cuerpo soñador, también debe haber logrado apagar la historia personal, la auto-importancia y las rutinas. Todas estas técnicas enseñadas son, en esencia, medios de posibilitar el tener un cuerpo energético en el mundo común, tornando el ser y el mundo fluidos, y colocándoles fuera de los los límites de las previsiones.
Un guerrero fluido ya no puede tornar el mundo cronológico. Y para él el mundo y él mismo no son más objetos. Él es un ser luminoso existiendo en un mundo luminoso. Piensa así. El mundo no cede a nosotros directamente, la descripción del mundo se interpone. Así, por decirlo de un modo, estamos siempre un paso alejados y nuestra experiencia del mundo es siempre un recuerdo de la experiencia. Estamos constantemente recordando el instante que pasó, que ya aconteció. Recordamos, recordamos, recordamos.
Si toda nuestra experiencia del mundo es el recuerdo, entonces no es tan absurdo concluir que un brujo pueda estar en dos lugares al mismo tiempo. No es el caso del punto de la percepción de él, pues para experimentar el mundo, el brujo, como cualquier otro, tiene que recordar el acto que acaba de practicar, el acontecimiento que acaba de presenciar, la experiencia que acaba de vivir.
En su consciencia sólo hay un recuerdo. Pero para un extraño mirando al brujo puede parecer que el brujo está representando dos episodios diferentes al mismo tiempo. El brujo, sin embargo, se acuerda de dos instantes únicos y aislados, porque el pegamento de la descripción del tiempo no lo prende más.