Rendijas de solidaridad – parte IV – La pasión de Efigenia
Cuando me acuerdo de Efigenia con sus agotadores viajes en los fines de semana, trayendo material para artesanías y llevando piezas listas de artesanía como bolsos y sandalias para vender, me pregunto si ella sólo era movida por convicciones políticas y un sentimiento de solidaridad o si tenía algún ingrediente más, y muy fuerte, que hacía a esa joven cargar tantas bolsas pesadas entre la Ciudad Industrial de Belo Horizonte-Contagem y la Penitenciaría de Linhares en Juiz de Fora.
Cuando me acuerdo de esa muchacha alta, delgada, bonita, de pelo largo y cola de caballo, simple, elegante, simpática y siempre con una sonrisa en los labios, me acuerdo del amor que ella sentía por Gilney. Todo sábado llegaba alrededor del medio día y se iba el domingo. Comenzó a dormir en el Carmelo, y construyó una fuerte relación con la Hermana Terezinha. Se hizo tan amiga de Geninho que hasta me daba celos.
Las artesanías hechas por los presos pasaron a ser consumidas por nuestro grupo, Itamar y Neide cuidaban de la venta y también se ligaron mucho con Efigenia, que más allá de sus muchas cualidades, era muy carismática. El tiempo pasó y esas historias y lazos afectivos ligados a los presos de Linhares fueron quedando en la socapa, en un comienzo por una necesidad de seguridad, y después por los rumbos que nuestras vidas fueron tomando, cambiando nuestras comunidades de destino.
Pero un día…, en 1996, en Santo Agostinho do Cabo, en Pernambuco, sucedió un reencuentro emocionante y provechoso. Yo trabajaba en el Consejo de Comunidad Solidaria, un órgano federal en Brasília, y la entonces primera dama doña Ruth Cardoso me pidió que yo fuese a visitar algunos proyectos de nuestro Brasil, que ella consideraba ejemplares. Uno de los proyectos elegidos por ella fue el Centro de Mujeres del Cabo y me orientó para que hiciera una visita sorpresa, para saber el funcionamiento real del proyecto. Llegué de sorpresa y pedí hablar con la Presidente, cuando llega Efigenia, la de Gilney.
¡Yo te conozco! ¡Yo te conozco! ¡Te acuerdas de mí! ¡Te acuerdas de mí! Nos abrazamos, lloramos, paseamos, conversamos y lo mejor de la historia es que pude ayudar a la organización que creó y que ella dirigía. De allá mismo llamé a la Fundación Banco do Brasil, que trabajaba en una relación muy estrecha con la Comunidad Solidaria y les sugerí que visitaran el Centro de Mujeres.
No pasaron muchos días y Efigenia me llamó emocionada. La Fundación Banco do Brasil había enviado a alguien y aprobado un dinero para un espacio que sería un jardín infantil. Creo que ella continúa en el Cabo y me gustaría volver allá para abrazar a esa joven sonriente y amiga de los ya lejanos años setenta, la cargadora de bolsas de artesanía de los presos políticos de Linhares.
Luces de cárcel brillan por las rendijas de solidaridad
La solidaridad, como valor y principio ético en las relaciones humanas, es una vía de doble vía. La solidaridad tiene en sí una fuerza notable de crear nuevos valores y apuntar rumbos nuevos para el avance de los procesos históricos y de consciencia humana en su dimensión mayor, como lo es la consciencia política.
Debemos mucho a los presos políticos de Linhares al respecto de la postura de la red de solidaridad en relación a las elecciones de 1974. Postura que acabó contagiando, por lo menos, a una gran parte del movimiento de resistencia democrática en Minas Gerais, en especial el segmento estudiantil que en 1974 dudaba entre votar en el MDB, Movimiento Democrático Brasilero, que ocupaba un importante espacio político, o repetir el voto nulo del año 70. Los tiempos eran otros.
Creo que esta formulación, “votar en el MDB”, contó con la fuerza de argumentación de un periodista mineiro natural de Teófilo Otoni, que también cumplió pena en el Presidio de Linhares. Su nombre, Nilmário Miranda. Los presos y familiares con quien teníamos contacto más directo siempre citaban las evaluaciones de Nilmário en las tesis pro MDB.
Creo que en el ADN de los mineiros hay un compromiso atávico con la democracia, aun en la concepción “burguesa” o “reformista”, jergas de esa época. Sin duda este ímpetu de votar y derribar a la dictadura por las vías institucionales pulsaba en el alma de aquel periodista de buen combate, con una virulencia que contagió rápidamente a sus compañeros de prisión, contagió nuestra red de solidaridad, que se colocó en marcha para influenciar a la juventud de Juiz de Fora y mineira a superar la postura “izquierdista”, y para nosotros, el inconsecuente voto nulo.
Entramos de cuerpo y alma en la campaña del MDB, apoyando a Itamar Franco para el Senado, con “Acepte el Desafío”; Tarcisio Delgado para la Cámara Federal, con “Tarcisio, su voto habla” y guardamos el espacio ocupado y de influencia del “Partidón”, sobrenombre histórico del Partido Comunista Brasilero, para Marcos Tito, “Un voto por la libertad”.
Parece que fue ayer… Fuimos con Geninho hasta la sede del DCE, el Directorio Central de Estudiantes de la UFJF, Universidad Federal de Juiz de Fora, en la Galería Central, en la Calle Halfeld, entonces presidido por Celso Pimenta, nuestro amigo y hasta padrino de casamiento, y le contamos sobre el “comando” que estábamos recibiendo de los presos políticos de Linhares, para no sólo votar en el MDB, sino también llevar al movimiento estudiantil a una participación efectiva en la campaña. De ahí mismo, escribimos y enviamos una carta para todos los directorios académicos de Minas Gerais proclamando el voto para el MDB. Buenos tiempos aquellos en que hicimos historia.
Tuvimos una participación muy intensa y protagónica en la campaña del MDB. Bajo la batuta del líder estudiantil Luiz Sérgio Henriques, logramos hacer los programas de radio y colocar a jóvenes para defender las tesis que creíamos que deberían ser movilizadas. Quien estaba siempre en la radio era Maria José Feres que, aparte de preparada en los asuntos nacionales, se expresaba muy bien. Cuando la radio anunciaba nuestros candidatos o nuestros jóvenes colaboradores, Luiz Sérgio entraba con una grabación con su voz magistral e inconfundible: “VAMOS A ELEVAR EL NIVEL DE LOS DEBATES”.
En el contexto de la campaña del MDB del año 74 en Juiz de Fora, y en el espectro cada vez mayor de nuestra red de solidaridad y complicidades, recuerdo: Ivan Barbosa, Beth Palheta e Eduardo Salazar, Frederico Crespo, Áurea Celeste, Lucilia Neves, Reginaldo Arcuri, João Cesar Novais, José Carlos Sá Fortes, Leninha Crivelari, Ivan Mehry, Jubel Barreto, Helena Mota Sales, Gilvan Procópio… y tantos otros comprometidos con las libertades democráticas y con la democracia que ya se anunciaba paradójicamente para nosotros, como medio y como fin.
Buenos tiempos aquellos, repito, en que hicimos historia y mantuvimos conversas políticas ideológicas interminables que atravesaron las madrugadas frías en la tierra de Clodesmidth Riani y Murilo Mendes.
Conclusión
Comprendí definitivamente que vivir es ser libre y mi forma de vivir. Organizar y animar aquella red de solidaridad a los presos políticos de Linhares en el inicio de los años 70 tuvo un precio, sí, un alto precio, para Geninho y para mí, que fueron para los escondites de nuestros archivos, pero no para el olvido. ¡Esta es otra historia! Historia que sobre todo, me honra y enorgullece, pues es coherente con mi vocación y mi saga de libertad.