Es necesario integrar a Sancho

Publicado por Denise Paiva 16 de abril de 2009

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En 1986, el entonces senador Itamar Franco, en campaña por la gobernación de Minas, me invitó a participar de una reunión con Darci Ribeiro y una de las cosas que dijo fue que “Minas tenía dos grandes productos para exportación: minerales y mineros”.
Con el permiso y las disculpas de Doña Modestia, es imperioso introducir en la agenda de inclusión social y desarrollo los valores de la mineridad, que sin duda son los que más combinan con la democracia.

Guimarães Rosa dijo que “El minero comienza del cielo para el suelo”. ¿Qué significa comenzar del cielo para el suelo? Es tener utopías pero también saber lidiar con la realidad sin perderse, sin perder la dimensión del horizonte, de un bello horizonte. Comenzar del cielo es soñar alto, pensar en grande, osar, revivir los sueños libertarios, de justicia de los traidores y tener el coraje y los pies en el suelo y subsuelo de los mineros. Hablamos de mineros, no solo de los nacidos y criados en el estado, sino también aquellos que cavan hondo, trabajan duro y rasgan el suelo en busca de oro. Pensar en mineridad, tanto en la forma de ser como en nuestras tradiciones, es también pensar en democracia.

Hace muchos años me enamoré de Alceu de Amoroso Lima, también llamado Tristão de Athayde. Recuerdo su libro “La voz de Minas” donde enseña que la síntesis de la brasilidad es la mineridad: es ella la que integra a Sancho y al Quijote, el sueño y la realidad, lo teórico y lo práctico, lo racional y lo emocional y, por qué no: lo económico y social.

¿Cómo hacer rupturas y promover cambios, crear una nueva masa crítica, nuevos consensos y pactos, crear voluntades y fuerzas políticas para mantener lo que tiene que ser mantenido y cambiar lo que tiene que ser cambiado, inclusive en el plano formal, en el marco regulatorio legal dentro de la más perfecta regla del derecho y del juego democrático?

Necesitamos de nuevos paradigmas, pero construirlos no es tarea ni decisión de un grupo de personas notables o iluminadas. Crear nuevos paradigmas es un proceso de construcción colectiva, con la incorporación de amplios sectores de la sociedad, contemplando su diversidad; la abertura de puertas y ventanas, nuevos canales de comunicación, mecanismos de participación y control social. En fin, solo se crean nuevos paradigmas que atienden a la noción de desarrollo para todos en el terreno fértil de una vigorosa relación entre estado y sociedad, fundada en la ética de la autenticidad, respeto, acogimiento y simplicidad. En una ética que se funda y refunda cotidianamente con los parámetros de los valores universales de la civilización y también por los de la mineridad: ¿será que son diferentes?

Abrir “puertas y ventanas institucionales” no solo asegura legitimidad a los procesos de mudanza que por sí solos generan miedos, resistencias, desconfianzas y oposiciones, sino que también asegura la eficacia, la efectividad y enriquece el proceso, contenido, y resultado de las propuestas de cambio. Las instituciones ganan al incorporar el saber y la co-responsabilidad de los diferentes actores de la sociedad que pueden orquestar en conjunto un proceso de cambio deseable y necesario. ¡Se necesita que Sancho entre en escena!

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