El niño tiene un impulso natural a buscar afecto, aprobación y la protección de sus padres. Él depende de ellos. Por este motivo muchos niños son obedientes. Y es bueno que lo sean. Ellos aún no tienen la capacidad de ser independientes.
Durante la adolescencia, en la mayoría de los casos, comienza la rebeldía. Un impulso saludable, muchas veces desordenado o ciego, de aquél que por instinto quiere ser libre, dueño de sí mismo. Pero hay adolescentes que son obedientes, demasiado obedientes. Es el hijo de oro, el hacendoso, el que ayuda a todos, el que sigue el camino que sus padres escogieron para él. Y algunos prosiguen así en la vida adulta.
Pero es muy común que de repente, aparentemente sin ninguna razón, este joven o adulto bonachón cae en depresión. Nadie entiende. En casos más graves puede tener crisis de autoagresión: se golpea a sí mismo. O entonces quiebra objetos, grita. Después pide disculpas, toma un calmante, se siente culpable e intenta nuevamente continuar siendo bonachón, aquél que vive para los otros, el esclavo.
En realidad, el adulto bonachón, en una gran parte de su ser, continua siendo un niño. Un niño obediente. Y muchos padres, hermanos, amigos, patrones, novios o esposas, usan a esta persona, esclavizándola. Es muy útil tener a alguien bonachón cerca. Facilita la vida. Es un empleado gratuito y trabajador. Y a veces incluso parece que le gusta ser esclavo.
El bonachón es un comerciante fracasado. Él da, ayuda, sirve y espera un retorno que casi nunca llega. Quiere ser amado, elogiado, reconocido y aceptado. Muchas veces no es tomado muy en serio, es poco respetado, no es oído o lo tratan como a un niño. Entonces entra en depresión, está cansado.
La mayoría de nosotros, la mayor parte del tiempo, seamos adultos, niños o bonachones, somos egoístas. Comerciantes dentro de las relaciones humanas. Es lo normal. Somos humanos y carentes. Queremos recibir: afecto, elogio, dinero, placer, etc.
Para ser bondadoso, solidario, transformador del orden social, es necesario ser adulto. Tener coraje para equivocarse, para hacer lo que los otros desaprueban, de intentar nuevos caminos. Es necesario ser capaz de decir no, de discordar, desagradar y oponerse. La bondad no es para los débiles, sumisos y carentes.
Pero ¿qué es lo que tiene que ver bondad con salud mental? Cuando somos capaces de encontrar alegría y plenitud en el acto de ser útil, nos tornamos libres, independientes y verdaderamente adultos. encwa }_ plenitude no ato de ser útil, nos tornamos livres, independentes, verdadeiramente adultos.