Tenemos, entre otras, dos necesidades fundamentales. Nos gusta la compañía, queremos tener a alguien con quien compartir nuestros sentimientos y pensamientos, nuestras preocupaciones y alegrías. Alguien que se interese por nosotros y con quien podamos contar. Por otro lado nos da placer el sentimiento de independencia, de capacidad. Yo puedo contar conmigo mismo, resolver problemas y dificultades solo. Soy capaz de realizar algo por mí mismo en el mundo, puede ser una tarea, crear algo, construir, etc.
Sufrimos cuando nos sentimos muy aislados, sin tener a alguien con quien compartir o cuando nos sentimos incompetentes y no podemos realizar las tareas que queremos o necesitamos realizar.
Hay algo en común cuando sentimos intimidad con alguien y cuando realizamos solos una actividad o tarea que nos gusta. En estos dos momentos entramos en relacionamiento, salimos del aislamiento, no estamos solos. En una situación estamos relacionándonos con otro ser humano, en la otra, con el mundo que nos rodea. Soledad es no conseguir salir de sí mismo ya sea por no poder sentirse íntimo con otro ser humano o por no poder sentirse capaz y alegre dentro del mundo con sus tareas y actividades.
Puedo estar rodeado de personas a quienes les agrado y aún así sentirme solo. No puedo confiar ni abrirme. No puedo sonreír desde lo profundo de mi corazón ni mirar directo a los ojos de otra persona. Un muro invisible me separa de todos.
Puedo ser alguien muy competente, con capacidades fuera de lo común y realizar frecuentemente tareas importantes, pero puede ser que nada de eso me dé alegría. Mi corazón está cerrado, mi intimidad no se esparce, no se envuelve con lo que hago. Estoy aislado.
Puedo estar con alguien que apenas me conoce, escucharlo, ayudarlo y sentir amor por él. No le dije nada sobre mi vida personal, sin embargo me puedo sentir dentro de una relación. No estoy solo. Existe la alegría de un encuentro aunque la relación parezca unilateral.
Puedo estar realizando una tarea monótona, cansadora, tal vez algo que no me gustaría estar haciendo. Pero decido estar presente. La realizo con atención e intentando hacerlas de la mejor manera posible. El corazón se abre, me pongo feliz. ¡Me estoy relacionando! Expreso mi ser aún en esta simple tarea.
Hay luz y vida a nuestro alrededor. Nos sentimos aislados y solitarios cuando nos cerramos. Es una elección inconsciente. Podemos abrirnos, fluir, entrar en relación…