Ser Normal

Publicado por Carlos Bitencourt Almeida 17 de noviembre de 2009

Con frecuencia escuchamos: “Fulano no es normal. Es extraño. Necesita de un tratamiento”. Ser normal no es lo mismo que ser saludable o ser feliz. Ser normal es ser como la mayoría, es tener un comportamiento que es común en los ambientes sociales que la persona frecuenta. En un grupo de amigos donde la mayoría fuma, ser normal es fumar. Quien no fuma es anormal. Lo que es normal en Brasil puede ser diferente en Arabia Saudita. Alguien puede ser normal y profundamente feliz. Otra persona puede ser muy extraña y vivir contenta.

Ser saludable es ser capaz de lograr un equilibrio entre dos necesidades. Por un lado vivimos en sociedad. Necesitamos tener una fuente de ingreso y convivir, al menos, con algunas cuantas personas. No es viable que seamos una persona destructiva. El delincuente, aunque se sienta feliz, tendrá que ser detenido. Nuestra felicidad no puede construirse a costa de los otros. Entonces, por un lado, tenemos que tener un cierto grado de adaptación constructiva dentro de la sociedad donde vivimos.

Por otro lado, tenemos que estar adaptados a nuestra intimidad, a nuestras necesidades individuales. Si una persona, sin perjudicar a nadie, necesita ser en muchos aspectos completamente diferente de la mayoría de las personas que la rodean, para ella esto es saludable. Es el camino que ella necesita para ser feliz, para estar adaptada a su naturaleza, a su modo singular de ser. No es que tengamos que ser diferentes y extraños. Aquél que se siente feliz siendo como la mayoría, es el camino saludable para él. Si él quisiera imitar a alguien que es diferente, sin que esté atendiendo a su propia naturaleza, estará yendo por el camino enfermo.

Un tratamiento psicológico no siempre significa reformar, transformar o cambiar a una persona. Hay quienes buscan ayuda, no porque quieren modificarse, sino porque quieren desahogarse, quieren tener a alguien que las oiga con comprensión y benevolencia. Ese tipo de persona puede estar años en tratamiento sin tener grandes cambios. Otras personas buscan una psicoterapia y quieren modificarse. Pero el deseo es aún infantil. Como si el psicólogo pudiese hacer alguna magia y la persona salir de ahí transformada, feliz.

Pero también existen personas que, al experimentar una psicoterapia, pasan por mudanzas profundas e importantes. Alcanzan un grado de competencia y de felicidad que sin ayuda no hubiesen podido encontrar. Son personas que buscan ayuda, pero al mismo tiempo quieren modificarse profundamente. Son capaces de esforzarse, tener disciplina y persistencia. De este modo, la capacidad del profesional encuentra una base sobre la cual trabajar. Es cuando el trabajo se hace a cuatro manos que los mejores resultados son obtenidos.

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