En respuesta al lector Paulo de Rio de Janeiro – RJ
Cuando hablamos de diferencias de comportamiento entre hombres y mujeres es difícil separar las diferencias de base biológica de aquellas que son desarrolladas por el ambiente o la cultura. El hecho es que para cualquier observador atento, las diferencias existen. Al mismo tiempo, cualquier generalización habla sobre una mayoría, no de la totalidad. Existen hombres y mujeres que en muchos aspectos son diferentes de la mayoría del grupo. Y ser diferente nos significa ser enfermo. Forma parte de la libertad humana presentar las más variadas combinaciones de actitudes y preferencias. Existen hombres muy femeninos que son heterosexuales, mujeres muy femeninas que son homosexuales y todas las otras combinaciones son posibles, sin que podamos determinar cuál es la manera “correcta” de ser hombre o mujer.
La telenovela brasileña tiene una preferencia innegable por el público femenino porque ella aborda predominantemente aquello que le interesa a las mujeres: relaciones humanas, sentimientos entre hombre mujer, entre padres e hijos, entre amigos o entre patrones y empleados. Las mujeres en general son más atentas a la atmósfera afectiva entre las personas. Tienden a ser más comunicativas. Casi siempre son ellas quienes cuidan mejor a los hijos. Todo lo que involucre lo cotidiano de las relaciones humanas, roces, encuentros o dificultades, atrae naturalmente su interés. Por el mismo motivo existe una preferencia femenina por las películas románticas y por los que se tratan de relaciones entre padres e hijos. La mujer tiene la misión biológica de generar nuevos seres humanos. Generar, cuidar, nutrir, educar a su prole, está determinado biológicamente.
Los hombres siguen otro camino. Frecuentemente más agresivo, competitivo, impersonal y práctico. El deporte en general combina todas estas características. Es altamente democrático. En general, de fácil comprensión para todas las edades. Y no solo el deporte congrega el interés masculino, sino también el mundo de las tareas prácticas, del funcionamiento de las máquinas, de las técnicas de construcción civil, de las estrategias de guerra y lucha, y de todos los procesos involucrados con la vida económica. Tienden a estar mucho más próximos del mundo del dinero y de la ambición por el poder.
Usted se pregunta el por qué del uso de drogas en las clases más ricas y cultas de la sociedad. Para aquellos que pasan la vida entera con salarios bajos, o sino teniendo que vivir en la clase media y ganar su salario con mucho trabajo y esfuerzo, puede parecer que tener dinero abundante en las manos sería el paraíso en la Tierra. Infelizmente no es verdad. Lo que el dinero compra – confort, viajes, asistencia médica, tiempo libre abundante, ropas, buena vivienda y alimentación – no es suficiente para construir la felicidad humana. Tal vez podamos decir que el dinero puede asegurar el 40% de aquello que un ser humano necesita para vivir bien. El otro 60% no está a la venta.
El dinero no compra salud. Alguien que tenga enfermedades graves, que sea paralítico o que tenga otras limitaciones importantes, puede suavizar su sufrimiento con dinero, pero la salud plena no está a la venta. Es fruto de buenos hábitos y de la suerte.
El dinero no compra amor. Tener alguien que nos ame de verdad, ya sea un amigo, un compañero en la vida erótico-afectiva, no se puede conquistar con dinero. El dinero atrae aduladores, explotadores y a personas interesadas. El afecto genuino vive en otro lugar.
El dinero no compra el entusiasmo, la alegría de vivir. Es una tarea de cada ser humano en este planeta, reencontrar diariamente motivos para sentirse feliz, tareas que le agraden, intereses que lo desafíen y tornen la vida interesante.
El dinero no compra la juventud permanente ni la confianza frente a la muerte. La muerte vigila a cada uno de nosotros, todos los días de nuestras vidas. No sabemos cuándo ni cómo vendrá. ¿Será que estamos preparados? La fe auténtica, la certeza de la vida espiritual, la serenidad frente a aquello que nos aguarda después de la muerte del cuerpo – todo esto está fuera del alcance del dinero.
La droga es una falsa salida muy democrática. Es usada por todas las clases sociales. Es el pequeño placer, es el breve momento de alivio para cuestiones que permanecen, pero que la droga es incapaz de resolver.
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