Impotencia

Publicado por Carlos Bitencourt Almeida 29 de marzo de 2010

Impotência

La impotencia sexual masculina constante o muy frecuente, se puede deber a causas orgánicas. En esos casos es necesario un cuidadoso examen médico para identificar las posibles causas. Hay personas que tienen un concepto errado de la impotencia. Vamos a suponer un caso de un hombre que tenga una relación sexual con su mujer. Horas más tarde él o ella quieren nuevamente un encuentro sexual pero el hombre no lo logra. Y el hecho se repite. Este hombre no logra tener dos relaciones sexuales en un mismo día. Bueno, llamar a esto impotencia es un error. La potencia sexual tiene límites y esto varía de persona a persona, además de que también disminuye con la edad. Lo que es normal para uno puede ser imposible para otro. Cada uno tiene que aprender a conocer cuáles son sus límites, sus necesidades individuales y conformarse con esto. Compararse con otros porque logran más, solo conduce a un sufrimiento improductivo.

La mayoría de los hombres tiene o tendrá a lo largo de la vida episodios de impotencia. Hay hombres que tienen facilidad para un buen desempeño sexual con mujeres que apenas conocen o que conocieron pocas horas atrás. Para otros, es imposible que este hecho suceda. La primera vez se ponen nerviosos y puede que no logren tener una relación sexual. Y puede que este hecho se repita cada vez que inician un nuevo noviazgo o matrimonio. Con el tiempo, después que se acostumbra a intimar con la compañera, su desempeño vuelve a la condición normal. En estos casos lo fundamental es no aterrorizarse o pensar que va a ser así para siempre. Hay personas, y son muchas, que se ponen nerviosas e inseguras en situaciones nuevas. No por falta de competencia. Después que adquieren familiaridad con la nueva situación, sus capacidades vuelven a funcionar. Con personas así, esta regla puede valer para diferentes tipos de situaciones nuevas, no sólo las de relaciones sexuales.

Es necesario mantener encendida la llama de la autoconfianza. El miedo y el pavor impiden que la capacidad sexual se manifieste. La persona necesita decirse a sí misma: “Así es como soy yo. Comienzo mal pero después vuelvo a lo normal”.

A veces la mujer se culpa cuando el hombre tiene un episodio de impotencia. Cree que no es lo suficientemente atrayente o que el hombre se decepcionó con ella. Puede no ser el caso. También la mujer necesita mantener su autoconfianza, tener la paciencia y confiar en que en una de las próximas veces, después de que ya se sientan más cómodos uno con otro, tendrán un encuentro pleno.

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