– ¡Mira, querido! ¡Una estrella fugaz!
-Sí… Ellas son comunes en el mes de agosto…
– ¡Es por eso que adoro agosto! ¡Es el mes de las estrellas fugaces!
– ¡Qué horror! Agosto, el mes del perro loco, de las muertes de presidentes… ¡Del peor viernes 13! ¡Un mes bonito es julio, con las vacaciones y los viajes!
– ¡Dios mío! ¡Julio es tiempo de frío! Aumenta la contaminación y viene la rotación de automóviles… ¡y toma gripe y tos de perro! ¡Hospitales llenos! Para mí, una época buena es enero: mucha playa, poca ropa, un heladito de mangaba…
– ¡¿Enero?! ¡Dios me libre! ¿No te acuerdas de las inundaciones del año pasado? ¡Lluvia de balde derramado, todo el mundo encerrado en su casa jugando solitario y viendo la misma noticia en todos los canales! ¡Detesto enero! Si al menos fuese febrero…
– ¡¡¡¿Febrero?!!!
– Exactamente, Edinaura: ¡es Carnaval y toda la gente sale de la murga sucia! ¡Febrero es lo máximo!
– Pues yo no encuentro, Ferdinando. Febrero es la vuelta a clases. Y allá voy yo a enfrentar a mi bando de cochinitos: cara sucia, manos sucias, boca sucia. Bancos quebrados, ventanas quebradas, promesas quebradas. Sólo de pensar en febrero me da depresión… Mayo sí que es bonito: el Día de las Madres, los niños llevando flores… Mes de las novias, coronación de Nuestra Señora, el pecho queda lleno de suspiros…
– ¡Creo que estás locas, Naurinha! Mayo es el mes de las huelgas y de las marchas: todo el mundo pidiendo aumento de sueldo y mi fábrica casi cerrada… ¡Detesto Mayo! Pero junio en cambio me anima: ¡viene la Copa del Mundo y un escalofrío atraviesa Brasil de norte a sur!
– Ya vienes tú con el fútbol… ¡veintidós locos corriendo atrás de la misma pelota y una multitud comiéndose las uñas! ¡Junio es terrible! Fiesta junina con petardos, bombitas y fuegos… niños sin dedo, quemados con pólvora, y los bomberos horrorizados, corriendo de un lado a otro intentando apagar incendios provocados por los globos… me gusta más marzo.
– ¿Marzo? ¿Por qué?
– Mira, Nandinho, marzo es el mes de la guayaba. Mmmm… una guayabita blanca bien tierna…
– ¿Y llena de bichos, cierto? No seas tonta: marzo es el mes de pagar el Impuesto de Renta. ¡El león viene y ñoqui! ¡Al menos podría ser noviembre, que es tiempo de jaca!
– ¡Jaca! ¡Sólo tú podías ser! ¡Esa cosa indigesta demora tres días para digerir! Después, querido, noviembre es el mes de las elecciones… ¡Todos esos papagayos en la radio y en la TV! ¡Promesas falsas, mentiras oficiales! Y el mismo coro sin imaginación: “¡Mi nombre es Oseas! ¡Mi nombre es Oseas! ¡Mi nombre es Oseas! ¡Noviembre es una bosta! Abril tiene más brillo: rosas perfumadas… ¡Ah! Las rosas de abril…
– La mujer es realmente un bicho romántico… Hoy en día, las rosas dan en invernaderos. Allá en Barbacena, hay rosas todo el año: ¡es sólo llamar que recibes un camión de rosas! Después, abril es el mes de la mentira. Llega el 1º de abril, ¡tiene hasta Revolución! ¡Aborrezco!
– ¡Mira, querido, otra estrella fugaz!
– Pues, sí… Estamos en agosto…
– Querido, ¡cómo nos entendemos!
– ¡Sí, realmente! ¡Somos almas gemelas!
– ¡Ufff! No soporto gemelos…