Existe una bella música que dice que TROPERO sólo habla de burro, arriero sólo de buey, muchacha sólo de enamorar y viejo sólo habla de lo que fue. Debe ser por eso que mis textos contando “historias” sólo pueden ser de mi pasado. Casi no escribo sobre el futuro. Hoy voy a hablar de los tiempos de infancia de nuevo. En el medio en el que vivía, calles de tierras llenas de hoyos, sin luz y sin agua, sólo vivíamos gente humilde y simple.
En los días de navidad confirmé con mi hermano ese hábito, las personas en el día de navidad al encontrarse se abrazaban, se decían “mis fiestas” y era de esperarse que la persona abrazada diese algo, aunque fuera sólo un “felipe” (dos bananas pegadas).
Agarrando un gancho en esa costumbre restringida, en el día de São João en Bahia, pude constatar cuando estuve allá que tenían la misma costumbre: la persona decía “Feliz São João” y decía “mis fiestas” con la expectativa de recibir un presente. Inclusive yo ofrecí algunos regalos en los cuatro años que pasé allá.
Hoy es el último sábado antes de navidad. El camión de basura está atrasado. Pero, dos recolectores de la guarnición (equipo de funcionarios del camión) ya bajaron la calle con sus gritos confusos, pero que anuncian a los recolectores pidiendo regalos. El mensaje es ininteligible a propósito. Aún hay mucha gente que da regalos. Generalmente cositas casi inútiles. Otros dan un pan de pascua o algo para comer.
Ayer era viernes y salimos con otros colegas de la Limpieza Urbana para un almuerzo de confraternización. A la salida del restaurante, eran casi las 16 horas y pasaba con enorme atraso el camión recolector de basura. Uno de los recolectores vino al frente manteniendo los contactos como un “public relations” y ofrecía hasta el trabajo de retirar la basura del interior, los prohibidos “guardados”, para conquistar el anhelado regalo, o como él nos confesó, ganar “algo por fuera”.
Observamos que la guarnición sólo contaba con tres funcionarios y dos de ellos estaban sin los guantes de protección. Conversamos rápidamente con el trabajador de las Relaciones Públicas, quien poseía una soltura y expresión oral muy por encima de la media. Discutió con nosotros que viene desde hace mucho tiempo y que aun en los tiempos en que el servicio era hecho directamente por la Municipalidad, esto siempre existió. Pero dijo que sabía que estaba prohibido.
Nos quedamos allí observando y pensamos hasta en fotografiar la retirada de más de una decena de sacos de basura desde el interior del restaurante. Era un exagero para un local que posee recolección diaria. Estábamos ahí sufriendo el mal olor que exhalaba de la basura del restaurante y comentamos los adornos en el cabello de dos recolectores, así como sobre el funcionario que de cabeza descubierta hacía la mayor parte del trabajo de retirada.
Anotamos la placa del camión para oportunamente discutir ese problema con los responsables. En ese instante, percibimos que un carro pequeño y casi nuevo, prácticamente tocaba a los trabajadores que permanecían en la parte trasera del camión que compactaba la basura.
Como ya nos habíamos presentado como funcionarios de la Superintendencia de Limpieza Urbana, pensé en advertirle al conductor del automóvil que usaba un gorro de papá noel, para exigirle más respeto para con los trabajadores de la limpieza urbana, cuando percibimos lo que DE HECHO ocurría: el conductor del auto era el cuarto funcionario de la guarnición, responsable de recoger y transportar los regalos recaudados durante el día.
¡Buenas Fiestas y Feliz Año Nuevo, muchachos!