Barrio Mangabeiras – BH: llamas, paramilitares y pifias
La capital de Minas Gerais se está tornando cosmopolita tardíamente. Los barrios más ricos mejoran rápidamente.
Acompañando los trabajos de movilización para la limpieza urbana realizada puerta a puerta en el barrio Mangabeiras, actualmente uno de los mejores lugares para vivir de la clase rica, percibo cómo mejoran las cosas en las zonas más carentes, pero también mejoran mucho para las camadas más poderosas.
El poder público, especialmente a través de las obras del PAC – Programa de Aceleración del Crecimiento, del Gobierno Federal y de las políticas públicas empleadas en la capital en los últimos años, vienen mejorando la vida en las villas y favelas densamente pobladas. Simultáneamente cuida con celo la belleza de esos barrios de las clases de mayor poder adquisitivo. ¡Y cómo la cuida!
Hay en esas moradas maravillosas, donde la mayoría viene de la llamada “cuna de oro”, algunos pocos que ascendieron más aceleradamente en los últimos tiempos. Es el caso de un ex colega de trabajo, que se casó con una joven jueza y subieron rápidamente en la vida, como se dice popularmente.
O el diputado estadual cuyos padres vivían al lado de mi casa en la pobre calle Urano, Vila Oeste, región noroeste de la capital. Tengo aún en la memoria a un industrial venido de Cachoeira do Pajeú, en el interior de Minas, cuya empresa creció bastante fabricando y distribuyendo cestos recolectores de basura en la ciudad. Cuando escribí el libro contando la historia centenaria de la limpieza urbana en Belo Horizonte, él me ofreció un asado en su mansión. Y ahí había personas simples, profesores, funcionarios públicos y algunos pocos vecinos que decían caminar con él por las calles del barrio.
El hecho es que la gente que se movió dentro de la escala social todavía es una ínfima minoría en aquel barrio de lujo.
Recorrimos casa por casa solicitando a los moradores que pasaran a colocar la basura en el horario indicado para que posteriormente se lleve a cabo la recolección y el lindo barrio permanezca mostrando solamente los espacios verdes y bien cuidados por la Municipalidad.
Hubo resistencia, propia de quien tiene como base cultural el poder del dinero. Algunos llegaban a decir que colocarían la basura en el día y la hora que ellos quisiesen. Orienté a algunos alumnos en práctica para concordar y decir que después ellos tendrían que ajustar las cuentas con los demás vecinos que quedaban obligados a convivir con la suciedad y el mal olor provenientes de las puertas de sus mansiones.
En las posteriores fiscalizaciones, la situación había mejorado bastante. Aún le falta a esos pequeños burgueses retirar la horrible reja que estorba los paseos y afea aquellas áreas tan ricas y tan bellas.
A quien viene a hacer turismo a Belo Horizonte, le gusta conocer la calle do Amendoim, que sale de la plaza do Papa, la cual, por ilusión óptica, da la impresión de que el auto se desliza por la ladera arriba. Al ver aquella ladera y la plaza do Papa, el turista siente ganas de pasar al mirador, recorrer el barrio y pasar delante de la residencia oficial del gobernador del Estado, para por fin llegar al majestuoso Parque das Mangabeiras que supervalora aquel barrio.
Hay, en ese barrio, para tener una idea, calles exclusivas cerradas de media docena de habitantes. Créalo, existe una calle totalmente cerrada para las viviendas de tres familias. Allí tienen hasta crianza de animales como llamas y otros. El camión de recolección de basura sólo entra después de ser identificado por paramilitares que prestan servicios a los billonarios dueños del pedazo. Esta calle, en los mapas, no aparece con nombre. Está totalmente en blanco. Ella se localiza al final de la calle Odilon Braga, la agradable calle donde vive mi hijo.
La seguridad es total en el barrio. No existe en los medios de comunicación noticias de robos o secuestros de bandas en ese lugar. En parte, la tranquilidad del barrio se debe a la mejora en la calidad de vida en las favelas más próximas. En una de las favelas existe incluso la defensoría pública para atender a sus habitantes. Estuve en una de esas favelas hace algunos días ayudando en la selección de agentes comunitarios de la limpieza urbana y quedé encantado con los equipamientos que la Municipalidad viene implantando en ese lugar.
Resumiendo: cada centavo bien aplicado en las clases más pobres se revierte en millares para el bien de las clases más ricas. Estudio que confirmó esta afirmación significó premios honrosos en Chile durante el gobierno de Salvador Allende.
Las obras del PAC del gobierno federal están haciendo que la mayoría de los habitantes de villas y favelas, al ser tratados como ciudadanos y ciudadanas, comiencen a actuar con respeto al derecho de sus semejantes. Hoy, crímenes horrorosos como el del ex arquero Bruno se toman los noticiarios todo el tiempo. Porque todavía no vivimos en el Paraíso, pero la gente de la Cidade Jardim, Belvedere, Pampulha, Bandeirantes e Mangabeiras ya está bien cerca de la puerta del Jardín del Edén. Una paz envidiable.
Y fue justamente ese, el lujoso barrio das Mangabeiras, el lugar que el Partido de los Trabajadores, PT, escogió para iniciar la caravana de la entonces candidata presidencial Dilma, un día sábado por la mañana, en el pasado mes de octubre. Algunos vecinos, que siempre aprovechan nuestra moneda fuerte y la liberalidad del gobierno para viajar por el mundo, se manifestaron maleducada y groseramente.
No los escuche, Presidenta Dilma, ya que salvo honrosas excepciones, la gente que vive ahí, no ve ni siquiera a un palmo de su nariz, son inmediatistas y nunca van a reconocer las buenas acciones del gobierno que, como dijimos, siempre los beneficia, aunque sea indirectamente. Pero también no se olvide de alterar el cambio para disminuir el gasto que esa gente hace con nuestras divisas, obtenidas a cuesta de la venta de muchos minerales de nuestras sierras.