Embalajes y Recipientes – parte 1 – Bambú, Paja y Capín

Publicado por Sebastião Verly 26 de abril de 2011

Con la aprobación de la Ley Municipal que prohíbe las bolsas plásticas en el comercio de Belo Horizonte, el tema de los embalajes ecológicamente correctos salió a flote. Algunos establecimientos venden una bolsa “ecobiodegradable” por 0,19 Reales la unidad. En otros el cliente sale con las compras en periódicos, y en otros con las compras en las manos, usando todos los dedos para que no se caigan. Instigado por el trabajo de mi colega Elânia, que está preparando un material con la historia de los embalajes para una exposición sobre Recolección Selectiva, salí en busca de embalajes antiguos, así como de utensilios y recipientes domésticos que eran verdaderamente ecológicos.

Con un pequeño esfuerzo de mi memoria, en pocos minutos me acordé de algunos embalajes, y junto a ellos se me vino a la memoria otras artesanías que me pareció interesante registrar. Luego oí a mis amigas y amigos internautas y agregué informaciones que pueden contribuir para la mejoría de la calidad de vida.

A continuación hay una selección que hice de estas pesquisas livianas, sumado a los consejos que recibí. Cestos, canastos, coladores, sombreros, esteras, escobas, samburás, cofos, carrozas, hamacas, morrales, carteras, alforjas, calabazas, tarros, coités, gamellas, bebederos, morteros, tinas, barriles, toneles, barriles, ollas de piedra, barro, potes y frascos. Fui juntando todo – en una verdadera cesta de gato – para mostrar cómo los antiguos embalajes, utensilios y recipientes eran mucho más inteligentes y prácticos.

Usado para vender frutas, cuando se forraban con paños de saco o de algodón, el cesto de bambú era trenzado por hábiles manos que llegaban a encantar por la utilidad y practicidad, sirviendo también para vender panes y galletas por las calles de la ciudad.

En casas más pobres era usado como “cunita” y servía incluso para cargar a los niños en la parte de atrás de la bicicleta.


El canasto también tramado por el mismo artesano, con las mismas fibras de bambú, aparte de servir para transporte, el maestro de fabricación lo construía con el fin de servir como medida. El canasto más común era llamado de medio alqueire, cuya capacidad en espigas de maíz sin cáscara rendía veinte kilos. Así, un carro de maíz con cuarenta canastos producía exactamente 800 kilos de maíz. Increíble.



Otra artesanía maravillosa son los coladores. Eran verdaderos objetos de arte. Las artesanas, ya que la mayoría eran trenzadas o tejidas por mujeres, tenían clasificaciones como colador de harina de maíz para la más fina, uno de tamaño medio “de arroz” y el “de frijol”, que tenía aberturas mayores. Algunas teñían algunas varetas y hacían lindos ornamentos.


Otra artesanía de extremadamente buen gusto es el sombrero de paja. Se tejían los sombreros con la paja del cocotero, algunos tan bien hechos que no permitían que pasase ni siquiera una gota de agua. Algunos son verdaderas obras de arte.


Las esteras tenían muchas utilidades. La primordial era la de servir de protección para el transporte en carros y carrozas de buey. Esa pieza de bambú trenzado circunda la mesa del carro para el transporte de carga pequeña o a granel, como maíz, frijoles, arroz u otros. Aprovecho para explicar la diferencia entre carros y carrozas de buey. Para comenzar la rueda del carro es de una sola pieza, y la de la carroza es con rayos; el eje del carro es un pedazo de madera maciza y la de la carroza es una rueda moderna con rodamientos o similar; también la mesa del carro tiene un formato original. El carro es el precursor de la carroza.

La estera era usada también como forro de casa, abajo del tejado.



Escobas hechas con coco aricuri u ouricuri, llamado también en el interior “licuri”, presenta un formato artístico increíble. Las fibras de capín o coqueirinho son agarradas en una trenza muy bien hecha con una fibra especial. Aparte de bonita, la escoba queda muy segura. Algunas eran tan bien trabajadas y bien terminadas que encantaban a las personas que las adquirían. Más tarde surgió la escoba que sujetaba con alambre que ya no tenía el mismo “brillo”.


Los samburás eran bolsas hechas de paja, desde las más rústicas hechas con paja de maíz hasta las más sofisticadas tejidas con paja de palmeras. Algunas artesanas pintaban la paja y creaban diseños bien simples. Los samburás, aunque eran bastante utilizados, eran bien frágiles. No pude conseguir una imagen de cerca de esta artesanía.


En nuestra investigación, llegamos hasta una tesis de la entonces estudiante del maestrazgo en Geografía de la Universidad Federal de Minas Gerais, UFMG, Carolina Dias de Oliveira, defendida en 2007 y divulgada en el site de la AFAGO, Asociación de los Hijos y Amigos de Gouveia, http://www.afagouveia.org.br/Afago07D.htm#, que destaca la artesanía del samburá. Gouveia es un municipio situado en la Sierra do Espinhaço, microrregión de Diamantina, en Minas Gerais.

“En una entrevista, la habitante más antigua de Espinho dijo que la técnica del samburá fue aprendida por la gente de la comunidad hace mucho tiempo, del matrimonio de un viejo que trabajaba en la comunidad con una joven llamada María. Ésta le enseñó los procedimientos para tejer la paja de maíz y hacer el samburá… según ella, durante mucho tiempo los habitantes locales dominaban la técnica de ese tipo de bolsa, y sólo lo fabricaban para fines domésticos (llevarlo a la escuela, ir a la feria, etc.), pues no tenían intereses comerciales. Sólo en tiempos más recientes, cerca de siete años de la época de la entrevista, es que la técnica de la paja fue perfeccionada y diversificada en otros artículos, con el auxilio de la EMATER (Empresa de Asistencia Técnica y Extensión Rural) de Gouveia: “Antes sólo los viejos sabían hacer samburá”. Relató también que actualmente hay cursos para los niños que enseñan la técnica. Sobre las fuentes de obtención de renta en la comunidad, anteriores a las prácticas artesanales, se confirmó que la renta provenía de la minería artesanal y de la venta de harina de mandioca, conforme al relato de los moradores locales”.

El cofo, una especie de cesto oval de boca apretada, hecho de hojas de palmera, era usado por pescadores, siendo más común en el nordeste brasileño. Los cofos son los más toscos y descartables. Muy usados hasta el día de hoy para vender anacardos y mangos en la orilla de la carretera por facilitar el embalaje al comprador.

Tal vez todavía pueda encontrar quien sepa tejer la caroça, con una sola “r”, una capa de lluvia hecha de capín sapé, con varias camadas y totalmente impermeable. La última que conseguí en el municipio de Posse, en Goiás, fue hecha con un capín cortado fuera de la época correcta y se pudrió rápidamente. Ah, sí, es bueno recordar que todos esos capines tienen una fase correcta de la luna para ser cortados, considerando todos los microorganismos que están involucrados en sus diversos ciclos de vida.

La hamaca, hecha con fibras bien finas y trenzadas con mucha habilidad, soporta a una persona de cualquier peso. También en el interior de Posse, adquirí una bastante compleja. La hamaca de descanso, o de dormir es un utensilio doméstico de origen indígena que originalmente era hecha de con lianas.

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