El cuerpo y el cuerpo energético son dos conglomerados de campos energéticos comprimidos juntos por una extraña fuerza aglutinante. La fuerza que liga a ese grupo de campos energéticos es según los antiguos brujos la fuerza más misteriosa del universo. Es la pura esencia del cosmos como un todo, la suma total de todo lo que existe.
El cuerpo físico y el cuerpo energético o luminoso son las únicas configuraciones energéticas contrabalanceadas en nuestro dominio como seres humanos. Por lo tanto, no hay ningún otro dualismo aparte del existente entre esos dos. El dualismo entre el cuerpo y la mente, el espíritu y la carne, es simple concatenación de la mente, emanando de ésta sin ninguna base energética. Por medio de la disciplina es posible para una persona acercar el cuerpo energético más cerca del cuerpo físico. Normalmente la distancia entre los dos es enorme.
Una vez que el cuerpo energético está a una cierta distancia, que varía para cada uno de nosotros individualmente, cualquier persona a través de cualquier disciplina puede forjarlo en una réplica exacta de su cuerpo físico, menor, más compacto, más pesado que la esfera luminosa del cuerpo físico – o sea, un ser sólido, tridimensional.
De la misma forma, a través de los mismos procesos de disciplina, cualquiera puede forjar su cuerpo físico sólido y tridimensional para ser una réplica perfecta de su cuerpo energético – o sea, una carga etérea de energía invisible al ojo humano, como lo es toda energía.
Los antiguos videntes concentraron parte de sus esfuerzos en desvendar y explorar el cuerpo energético o soñador. Y tuvieron éxito usándolo como un cuerpo más práctico, lo que quiere decir que se recreaban de maneras cada vez más extrañas. Los nuevos videntes saben que muchos de los antiguos brujos nunca volvieron después de despertar en una posición de sueño de su agrado. Probablemente todos murieron en esos mundos inconcebibles, quizás están vivos hasta hoy en una forma retorcida.
Los antiguos videntes estaban buscando una réplica perfecta del cuerpo. Y casi lo lograron. La única cosa que nunca lograron copiar fueron los ojos. En lugar de ojos, el cuerpo soñador tiene simplemente el brillo de la consciencia. Los nuevos videntes no podían importarse menos con una réplica perfecta del cuerpo; en realidad no están interesados en copiar al cuerpo. Pero mantuvieron el nombre cuerpo soñador, significado de una sensación, una ola de energía que lo transportaba por el movimiento del punto de encaje a cualquier lugar en este mundo, como a cualquier lugar en los siete mundos alcanzables por el hombre.
El procedimiento para llegar al cuerpo soñador comienza con un acto inicial que por el hecho de ser continuo desarrolla una intención inflexible. La intención inflexible lleva al silencio interior, y el silencio interior lleva a la fuerza interior necesaria para hacer al punto de encaje moverse en los sueños a posiciones adecuadas. Esta secuencia es la base. El desarrollo del control viene después de haber completado la base; consiste en mantener sistemáticamente la posición de sueño agarrándose con tenacidad a la visión del sueño. La práctica constante da como resultado una gran facilidad en mantener nuevas posiciones de sueño con nuevos sueños, no tanto porque la persona obtiene control deliberado con la práctica, sino porque cada vez que ese control es ejercido, la fuerza interior se enriquece. Por su lado, la fuerza interior hace que el punto de encaje se mueva a posiciones de sueño, que son cada vez más apropiadas para proporcionar sobriedad; en otras palabras, los propios sueños se vuelven cada vez más controlables, e incluso ordenados.
El desarrollo de los soñadores es indirecto. Es por eso que los nuevos videntes creen que podemos soñar solos. Una vez que el soñar usa un movimiento natural e intrínseco del punto de encaje no deberíamos necesitar de nadie para que nos ayude. Lo que necesitamos desesperadamente es de sobriedad, y sólo nosotros mismos podemos conseguirla. Sin ella, el movimiento del punto de encaje es caótico, así como son caóticos nuestros sueños comunes.
Así, en todo y por todo, el procedimiento para llegar al cuerpo soñador es la impecabilidad en nuestra vida diaria. Después que la sobriedad es adquirida y las posiciones de sueño se tornan cada vez más fuertes, el siguiente paso es despertar en alguna posición de sueño. La maniobra, aunque suene tan simple, es en realidad un asunto muy complejo – tan complejo que requiere no sólo sobriedad, sino todos los atributos del guerrero, especialmente la intención.
La intención, siendo el más sofisticado control de la fuerza de alineamiento es lo que mantiene a través de la sobriedad del soñador el alineamiento de cualquier emanación que haya sido encendida por el movimiento del punto de encaje.