Voy a enseñarte a ser un guerrero de la misma forma que te enseñé a cazar. Pero debo advertirte que aprender a cazar no te hizo un cazador, ni aprender a ser un guerrero te transformará en guerrero. El medio más eficaz de vivir es como guerrero. Preocúpate y piensa antes de tomar cualquier decisión, sin embargo, una vez tomada, sigue tu camino, libre de preocupaciones y pensamientos; aún habrá otras mil decisiones esperándote. Esa es la actitud del guerrero.
Ahora, llegó el momento de que te vuelvas accesible al poder, y vas a comenzar lidiando con soñar. Un cazador no se preocupa con la manipulación del poder y, por lo tanto, sus sueños son sólo sueños. Pueden ser punzantes, aunque no son soñar. Un guerrero, en cambio, busca poder, y una de las avenidas al poder es el soñar. Puedes decir que la diferencia entre un cazador y un guerrero es que el guerrero va camino al poder, mientras un cazador no sabe nada de él, o muy poco.
La decisión de quién puede ser guerrero y quién puede ser sólo cazador, no depende de nosotros. Esa decisión está en el reino de los poderes que guían a los hombres. Hazte accesible al poder, aborda tus sueños. Los llamas sueños porque no tienes poder. Un guerrero, siendo un hombre que busca poder, no los llama sueños, los llama realidades. El soñar es real para un guerrero porque allí puede actuar con deliberación, puede escoger y rechazar; puede elegir, entre una variedad de cosas, aquellas que llevan al poder, y luego puede manejarlas y usarlas, mientras que en un sueño común y corriente no puede actuar con deliberación.
Si se trata de hacer comparaciones, yo diría que a lo mejor es más real. En el soñar tienes poder; puedes cambiar las cosas; puedes descubrir incontables hechos ocultos; puedes controlar lo que quieras. El soñar también tiene lugar. Y lo mismo el cazar, el caminar, el reír.