III – Andrequicé: Cultura y Fe, Romería y Folía

Publicado por Padre Joao Delco Mesquita Penna 19 de enero de 2012

De la serie Peregrinaciones Religiosas en el Gran Sertón

Cada año, toda primera quincena del mes de agosto, atraídos por la fe, romeros de diversas regiones vienen al Santuario dedicado a María, madre de Jesús, venerada con el título de Nuestra Señora de la Abadía en el pequeño poblado de Andrequicé, en el municipio de Presidente Olegário, en el circuito turístico Tropeiros de Minas, en el estado de Minas Gerais.

Según los historiadores, la romería de Nuestra Señora de la Abadía en Andrequicé tiene su origen en el siglo XIX, cuando fue donado un terreno para la construcción de una capilla dedicada a la Santa. A partir de entonces se iniciaron las visitas y peregrinaciones al lugar. Hoy, el santuario recibe millares de peregrinos que llegan en motos, autos, bicicletas, carretas de buey, a caballo, o incluso a pie. No importa la forma en que se mueven, lo realmente importante es llegar en paz, hacer sus agradecimientos y pagar las promesas.

La fiesta oficialmente es realizada el día 15 de agosto, pero desde los primeros días del mes el poblado recibe un buen número de romeros, turistas y vendedores ambulantes que circulan y mueven las calles generando un impulso en el comercio local.

Como acontece normalmente en todas las romerías, durante los días de la fiesta, los romeros participan diariamente en el santuario de las celebraciones de las misas, piden perdón por las ofensas que han practicado, participan de las actividades de la Iglesia, bautizan a sus hijos y celebran la alegría del encuentro con la Señora de la Abadía, protectora del pueblo simple contra los males mundanos, confraternizando con los compañeros de caminata.

Lo que más impresiona a los turistas y visitantes en la romería de Nuestra Señora de la Abadía en Andrequicé ciertamente es la energía de decenas de peregrinos que llegan en carretas de buey de diferentes regiones. Son personas que se enorgullecen de la rica herencia dejada por los peregrinos del pasado. Por eso la lentitud de los bueyes no los incomoda, a pesar de los largos viajes, consideran una gracia de Dios rehacer año a año el camino que lleva al Santuario de Nuestra Señora de la Abadía, donde van a buscar llenos de esperanza, las fuerzas y bendiciones para vencer los desafíos marcados por las contradicciones de la vida.

Según informaciones de integrantes del Movimiento Vivacidade de Patos de Minas, ciudad polo de la región, un nuevo camino de la fe está siendo pensado entre aquella ciudad y el poblado, llamado “El Camino de las Abadías”. El recorrido entre las montañas de bellos paisajes debe iniciarse en la iglesia que también está dedicada a Nuestra Señora de la Abadía en Patos de Minas y recorrer cien kilómetros por caminos de tierra. En algunos puntos es posible ver la inmensidad del cerrado y paredones de piedras que forman cañones gigantescos enmarcando una maravillosa puesta de sol. Un viaje ciertamente perfecto para quien desea ligar el sentimiento de fe con el misterioso mundo esculpido por la naturaleza en los rincones de Minas Gerais.

El poblado de Andrequicé es un lugar agradable y cuenta con una infraestructura satisfactoria para garantizar el bienestar de los romeros y visitantes. Hay casas para arriendo, calles pavimentadas, puestos de salud, seguridad a cargo de la Policía Militar y puntos de apoyo con trabajo voluntario de la población y de profesionales de la salud del municipio durante los días de la celebración.

Otra importante tradición religiosa y cultural en Andrequicé son las festividades de Reyes Santos a través de la “Folía de Reyes”, que agrega valores como fe, devoción, entretenimiento y solidaridad. Los festejos de la Folía de Reyes en Andrequicé acontecen todos los años a partir del día 24 de diciembre, cuando se da la salida del cortejo de músicos y bailarines vestidos caracterizados, recorriendo las casas de los devotos, dejando mensajes a través de cantos llenos de fe y esperanza, que narran desde la Anunciación del ángel a María hasta la visita de los tres Reyes Magos al niño Jesús.

Los antiguos habitantes de Andrequicé afirman que hace más de un siglo que la Folía de Reyes viene siendo pasada de generación en generación, de padre a hijo. En este sentido merece destaque el importante trabajo del Padre Preguinho, sacerdote de la vecina diócesis de Paracatu y natural del lugar, quien se ha empeñado para que la tradición acontezca en una dimensión renovadora, en un clima de espiritualidad y rescate del sentido religioso. Él mismo todos los años es folión organizador del evento y se enorgullece de haber recibido esta tradición de su familia, en especial de su padre, que por muchos años fue un líder de la folía en la región.

Tradicionalmente los festejos de Reyes vinieron a Brasil con los colonizadores en el siglo XVIII y solamente cumplía una función de entretenimiento. Pero de a poco fue recibiendo la influencia de otras culturas, sobre todo de los afro-brasileros que introdujeron instrumentos musicales, cantos, danzas y su zapateado peculiar, enriqueciendo el universo de las expresiones religiosas católicas. Sin embargo, con el proceso de la romanización conducido por la Iglesia institucional, las Fiestas de Reyes fueron consideradas profanas y prohibidas del ambiente eclesiástico, pero continuaron vivas como expresión de fe, alegría y religiosidad de amplias camadas de la población, ocupando espacio fuera de los templos sin la presencia del clero.

Hoy, las Folías de Reyes están siendo readmitidas por la Iglesia Católica de forma pastoral como fuerte expresión de fe popular. Las sucesivas conferencias episcopales latinoamericanas reconocieron las manifestaciones de la cultura religiosa popular como un elemento imprescindible por su seriedad y enraizamiento.

La importancia del trabajo pastoral del padre Preguinho está en el momento en que él hace que la Folía acontezca en el ambiente de la Iglesia, donde los foliones y participantes son invitados a vivenciar la mística litúrgica de la espiritualidad navideña que va hasta la fiesta epifanía del señor, haciendo la ligación de la tradición de carácter popular con la liturgia oficial de la Iglesia Católica, fortaleciendo la fe de los participantes, respetando la cultura y cultivando la tradición.

El cierre de las festividades se realiza el día 5 de enero, cuando es pasada la corona y son anunciados los fiesteros o responsables por el evento del próximo año, y estos se comprometen a mantener la tradición con mucho respeto, devoción y solidaridad. El cierre es marcado con un espectáculo de fuegos, rezos, cantos religiosos, letanías, cantigas regionales, un abundante banquete, dulces y bebidas, sin jamás faltar el tradicional y animado forró, la más tradicional danza del interior brasileño.

Finalmente, querido lector, podemos concluir que en las diferentes expresiones religiosas, hombres y mujeres de todos los tiempos buscan alimentar su fe en Dios yendo a su encuentro de diferentes formas. En los santuarios o en las rondas de la Folía de Reyes, frecuentados en su mayoría por personas simples de cultura rural, los que allí van sustentan la fe, renuevan las esperanzas y encuentran fuerzas para luchar en defensa de la dignidad de la vida, por una cultura de paz y una convivencia más fraterna, permeada por los ideales de justicia.

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