El nombre no es muy agradable al paladar. A la mayoría de las personas se le enreda la lengua o intercambia las sílabas al pronunciar por primera vez “logística reversa”. Por medio de este instrumento, Brasil entra en la modernidad de la gestión de residuos. Es un instrumento de desarrollo económico y social caracterizado por un conjunto de acciones, procedimientos y medios destinados a permitir la recolección y la restitución de los residuos sólidos al sector empresarial, para su reutilización, en su ciclo o en otros ciclos productivos, u otro destino final ambientalmente adecuado.
Prevista en la Política Nacional de Residuos Sólidos – PNRS, Ley 12.305 del año 2010 y reglamentada por el decreto 7.404, también en 2010, tiene como soporte para su elaboración e implementación la creación del Comité Interministerial de la Política Nacional de Residuos Sólidos. Este tiene como finalidad apoyar la estructuración e implementación de la PNRS por medio de la articulación de los órganos y entidades gubernamentales en el cumplimiento de las determinaciones y de las metas previstas en la Ley. El trabajo de elaboración de los programas que permitirán la realización de este compromiso no es una tarea simple para el comité. Era de esperarse que su coordinación se quedara con el Ministerio del Medio Ambiente, y esto es un hecho. Era también de esperarse que en su composición estuvieran la Casa Civil de la Presidencia de la República y los ministerios de las Ciudades, de Desarrollo Social y Combate al Hambre, de Salud, de Minas y Energía, de Hacienda, de Planeamiento, Presupuesto y Gestión, de Desarrollo, Industria y Comercio Exterior, de Agricultura, Pecuaria y Abastecimiento, de Ciencia y Tecnología y la Secretaría de Relaciones Institucionales de la Presidencia, y eso aconteció.
Lo que no se podría imaginar es que el Ministerio de Educación – MEC, responsable por la enseñanza en Brasil, por medio de una visión sistémica con acciones integradas de educación quedara fuera de este proceso. Esto porque hay una carencia generalizada de la mano de obra calificada en todas las etapas del proceso de manejo de residuos en Brasil.
La falta de desarrollo institucional en el sector de residuos sólidos, las dificultades de definición de la adecuación del modelo a la realidad social, de proyectos técnicos de calidad, de gestión y operación de los servicios se hace sentir de forma evidente. Los profesionales de este segmento en sus diferentes niveles evidencian una falta de educación formal de buena calidad.
Hay incluso una necesidad de una educación ciudadana para que cada habitante seleccione los residuos secos de los húmedos y los dispongan para la recolección selectiva. En este sentido la participación del MEC es fundamental. Cursos técnicos y de nivel superior que atiendan esta necesidad deberían ser propuestos e implementados buscando cubrir una laguna histórica. De la misma forma que las universidades abrieron cursos en abastecimiento de agua y alcantarillado sanitario durante los años setenta con la creación de las compañías estatales de saneamiento y se estructuraron las empresas consultoras en esta área, debería acontecer lo mismo cuarenta años después para la gestión de residuos. Si para el manejo de residuos convencionales se necesita mucho perfeccionamiento, qué decir para el caso de la logística reversa, de la responsabilidad compartida y de los acuerdos entre los diferentes sectores. Hay que mirar hacia adelante, vislumbrar situaciones hasta entonces inexploradas, conocer los modelos exitosos en países en que ya se han implantado estos modelos, programar e implantar nuevos procedimientos.
Por todo eso el Ministerio de Educación pasa a ser una institución estratégica en el conocimiento, en el descubrimiento y en la implementación del modelo de gestión de los residuos que contemple la logística reversa y con ella garantice un proceso de gestión de residuos en Brasil que responda a los avances propugnados por la PNRS y abra los brazos a la recepción de una primavera más sustentable que las anteriores.