Despertando en Otro Sueño

Publicado por Editor 23 de agosto de 2012

 

Se llega a la segunda compuerta del ensueño cuando uno se despierta de un sueño en otro sueño. Uno puede tener tantos sueños como se quiera, o tantos como uno sea capaz de tenerlos, pero se debe ejercitar un control adecuado y no despertar en el mundo que conocemos.

No quise decir que nunca se debe despertar en ese mundo, pero ahora que lo mencionas, debo hacerte una confesión. Los brujos de la antigüedad solían hacer eso: no se despertaban en el mundo que conocemos. Algunos de los brujos de mi línea también lo hicieron, pero yo no lo recomiendo. Lo que quiero es que te despiertes con toda naturalidad cuando hayas terminado de ensoñar; pero mientras estés ensoñando, quiero que sueñes que te despiertas en otro sueño. Ese control no es tan diferente al control que uno tiene en la vida diaria.

Hay un problema con la segunda compuerta. Es un problema que puede ser serio, de acuerdo al carácter de uno. Si tenemos la tendencia de aferrarnos de las cosas o de las situaciones, estamos fritos. Considera esto por un instante. Has experimentado ya el exótico placer de examinar el contenido de tus sueños. Imagínate la dicha que será ir de sueño en sueño, observando todo, examinando cada detalle. Es muy fácil transformar eso en un vicio y hundirse en profundidades mortales. Especialmente si uno tiene la tendencia de darse a los vicios.

Sí fuera una situación de sueño natural, o sea, normal, el cuerpo le pondría un punto final a eso. Pero esta no es una situación normal. Esto es ensoñar. Un ensoñador llega a su cuerpo energético al cruzar la primera compuerta. De ahí en adelante, ya no es algo conocido lo que atraviesa la segunda compuerta. Es el cuerpo energético quien va saltando de sueño en sueño.

La implicación de todo eso es que al cruzar la segunda compuerta se debe intentar un mayor y más serio control de la atención de ensueño: la única válvula de seguridad para los ensoñadores.

Averiguarás por cuenta propia que el verdadero propósito del ensueño es perfeccionar el cuerpo energético. Entre otras cosas, un perfecto cuerpo energético controla tan buenamente la atención de ensueño que la hace parar cuando es necesario. Esta es la válvula de escape de los ensoñadores. No importa cuán tarados sean, en un momento dado, su atención de ensueño los hace salir.

Siguiendo los exploradores

Has llegado a la segunda compuerta del ensueño. Lo que ahora te queda por hacer es cruzarla. Y eso es un asunto muy serio; requiere gran esfuerzo y disciplina.

Hay propiamente dos maneras de cruzar la segunda compuerta del ensueño. Una es despertarse en otro sueño; es decir, soñar que uno está soñando y luego soñar que uno se despierta de ese sueño. La otra alternativa es usar los objetos de un sueño para provocar otro sueño.

Ya has entendido que las compuertas del ensueño son obstáculos específicos, pero lo que no has comprendido todavía es que el ejercicio para alcanzar y cruzar una compuerta no es realmente lo que permite alcanzar y cruzar dicha compuerta.

Lo que quiero decir es que no es verdad afirmar, por ejemplo, que la segunda compuerta se alcanza y se cruza cuando el ensoñador aprende a despertarse en otro sueño, o cuando el ensoñador aprende a cambiar de ensueños sin despertarse en el mundo de la vida diaria. La segunda compuerta del ensueño no se alcanza ni se cruza, hasta que el ensoñador aprende a aislar y a seguir a los exploradores.

Despertarse en otro sueño, o cambiar de sueños, es el procedimiento que los brujos antiguos idearon para ejercitar la capacidad del ensoñador de aislar y seguir a un explorador.

Acuérdate que el reino de los seres inorgánicos era el terreno de los brujos antiguos. Para llegar ahí, tuvieron que fijar tenazmente su atención de ensueño en los objetos de sus sueños. De esa manera, eran capaces de aislar a los exploradores. Y una vez que tenían a los exploradores enfocados, gritaban su intento de seguirlos. En el instante en que los brujos antiguos manifestaban en voz alta su intento, una fuerza incontenible los jalaba.

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