Entrando en una Zona de Guerra

Publicado por Editor 3 de septiembre de 2012

La habilidad de seguir a un explorador es un gran logro, y cuando los ensoñadores son capaces de llevarlo a cabo, la segunda compuerta se abría de golpe, y el universo que existe detrás de ella se torna accesible para ellos. Ese universo está ahí todo el tiempo, pero no podemos entrar en él por falta de destreza energética; la segunda compuerta del ensueño es la entrada al mundo de los seres inorgánicos y el ensueño es la llave que abre esa compuerta.

Los brujos antiguos diseñaron una serie de procedimientos perfectos para alcanzar y atravesar las compuertas del ensueño y entrar a mundos específicos que existen detrás de cada compuerta. El ensueño es una invención de los brujos antiguos que tiene que realizarse bajo sus reglas.

La regla de la segunda compuerta es como una cadena de tres eslabones: uno, por medio de la práctica de cambiar sueños, los ensoñadores descubren a los exploradores; dos, al seguir a los exploradores entran en otro mundo real; y tres, a través de sus acciones en ese universo, los ensoñadores descubren por si mismos las leyes y regulaciones naturales que rigen y afectan a ese mundo.

Tienes que continuar ensoñando hasta que hayas atravesado el universo que está detrás de la segunda compuerta. Quiero decir que tienes que aceptar o rechazar la atracción de los seres inorgánicos, por tu cuenta, sin ayuda de nadie. Me vi obligado a enseñarte a ensoñar, únicamente porque ese es el patrón establecido por los brujos antiguos. El camino del ensueño está repleto de trampas, y el evitar esas trampas o el caer en ellas es un asunto individual y personal de cada ensoñador, que no se puede discutir, porque es un asunto final.

El reto para cada uno de nosotros es tomar de ese mundo únicamente lo que es necesario y nada más. El saber qué es lo necesario es la virtud de los brujos; pero tomar únicamente lo que es necesario es su mayor triunfo. No lograr entender esta simple regla es la manera más segura de caerse de cabeza en una trampa.

Si te caes, pagas el precio, y el precio depende de las circunstancias y de la profundidad de la caída. Pero realmente no hay forma de hablar sobre una eventualidad de ese tipo, ya que no estamos encarando un problema de castigo. Lo que está en juego aquí son corrientes energéticas que crean circunstancias más terribles que la muerte. En el camino de los brujos todo es cuestión de vida o muerte, pero en el camino del ensueño esto se incrementa cien veces.

Solamente sé que el universo que está detrás de la segunda compuerta es el más cercano al nuestro; y el nuestro es bastante artificioso y despiadado. Los dos no pueden ser tan diferentes.

El universo de los seres inorgánicos está siempre listo a atacar. Pero también lo está nuestro propio universo. Por ello es que tienes que ir a ese reino exactamente como si te aventuraras en una zona de guerra.

Una vez que el ensoñador atraviesa el mundo que está detrás de la segunda compuerta, o una vez que el ensoñador se rehusa a considerarlo como una opción viable, se acaban los dolores de cabeza.

Sólo entonces los ensoñadores pueden continuar. El mundo detrás de la segunda compuerta es tan poderoso y agresivo, que sirve como una barrera natural o un campo de prueba, donde se vuelven obvias las debilidades de los ensoñadores. Si las vencen pueden proseguir a la siguiente compuerta; si no, se quedan prisioneros para siempre en ese universo.

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