La tendencia natural de los seres humanos es alejar la energía de los centros de vitalidad. Los seres humanos alejan esa energía preocupándose, sucumbiendo a la tensión de la vida cotidiana. La coacción de las acciones diarias le cobra su precio al cuerpo.
Esa energía se junta en la periferia de una bola luminosa o huevo luminoso, a veces al punto de formar un sedimento grueso como una cáscara. Los pases mágicos están relacionados con el ser total, como un cuerpo físico y como un conglomerado de campos de energía. Ellos agitan la energía acumulada en la bola luminosa y la devuelven para el propio cuerpo físico. Los pases mágicos envuelven tanto al propio cuerpo como entidad física, que sufre la dispersión de energía, como al cuerpo como una entidad energética que es capaz de redistribuir aquella energía dispersada.
Tener energía en la periferia de la bola luminosa, energía que no está siendo redistribuida, es tan inútil como no tener ninguna energía en absoluto. Es realmente una situación aterrorizante tener un exceso de energía estancada, inaccesible para cualquier propósito práctico. Es como estar en un desierto muriendo de deshidratación mientras cargas un tanque de agua que no lo puedes abrir porque no tienes ninguna herramienta. En ese desierto no puedes encontrar ni siquiera una roca para golpearlo.
Para un vidente el universo es compuesto por una cantidad infinita de campos de energía. Estos aparecen como filamentos luminosos que se proyectan en todas las direcciones posibles, como las ondas de radio. Los filamentos luminosos atraviesan en líneas cruzadas las bolas luminosas que los seres humanos son, y es razonable asegurar que si los seres humanos fueron un día formas oblongas como huevos, ellos eran mucho más altos que una bola. Consecuentemente, los campos de energía que tocaban los seres humanos en la cima del huevo luminoso ya no los están tocando más, ahora que son bolas luminosas. Eso significa una pérdida de masa energética, algo crucial cuando se trata de reivindicar un tesoro escondido: los pases mágicos.
Todas las veces que ejecutamos un pase mágico estamos alterando de hecho las estructuras básicas de nuestros seres. La energía que normalmente se transformó en cáscara es liberada y comienza a entrar en los vórtices de vitalidad del cuerpo. Sólo a través de esa energía recuperada podemos erguir una represa, una barrera para contener un flujo que de otra forma no puede ser contenido y siempre es nocivo.
La energía del tendón
Los antiguos brujos ponían un énfasis especial en una fuerza que ellos llamaban energía del tendón. Ellos aseguraban que la energía vital se mueve a lo largo del cuerpo a través de un camino exclusivo formado por los tendones.
No tengo palabras para explicar la energía del tendón. Estoy siguiendo el camino fácil del uso. Me enseñaron que eso es llamado energía del tendón. Si no necesito ser específico en relación a eso, ¿tú entiendes lo que es la energía del tendón, o no?
Los antiguos brujos le dieron el nombre de energía del tendón a una corriente de energía que se mueve a lo largo de músculos profundos del cuello hacia el pecho, para los brazos y para la espina. Ella atraviesa el abdomen superior e inferior del borde de la caja torácica hasta la ingle y de ahí va hacia los dedos de los pies.
La energía del tendón no incluye la cabeza. La que viene de la cabeza es un tipo diferente de corriente energética; no es de lo que estoy hablando. Una de las realizaciones formidables de los brujos es que al final ellos empujan para afuera lo que quiera que exista en el centro de energía en la cima de la cabeza y después anclan allí la energía del tendón del resto de su cuerpo. Pero eso es un modelo de éxito. Por el momento, lo que tenemos a disposición, como en tu caso, es la situación común de la energía del tendón comenzando en el cuello, en el lugar donde él se une con la cabeza. En algunos casos la energía del tendón sube hasta un punto abajo de los malares, pero nunca encima de ese punto.
Esa energía, que llamo energía del tendón por falta de un nombre mejor, es una terrible necesidad en las vidas de esas personas que viajan en el infinito o desean viajar en él.