Vejez, muerte, salud, bienestar

Publicado por Editor 27 de mayo de 2013

 

Vejez, muerte, salud, bienestar

Nadie es tan viejo que no espere que después de un día no venga otro.

Es útil al joven amar, indecoroso al viejo.

Hay personas que no paran de atormentarse con recuerdos de las cosas perdidas; otras se afligen por los males que vendrán. Todo eso es absurdo, pues lo que ya aconteció no nos afecta y el futuro no nos toca… Debemos contar cada día como una vida separada.

¡Ay de aquél que se inquieta con el futuro!

Nada es menos digno de honra que un hombre anciano que no tenga otra evidencia de haber vivido mucho a excepción de su edad.

No es una cuestión de morir temprano o tarde, sino de morir bien o mal. Morir bien significa escapar vivo del riesgo de vivir enfermo.

…Una parte de la vida la pasamos haciendo mal lo que hacemos, la otra, no haciendo nada… y el resto de la vida haciendo lo que no debíamos hacer…

Quien depende del futuro está perdido en el presente.

Mientras postergamos las cosas, la vida pasa.

Mientras prorrogamos la vida pasa por nosotros corriendo.

Si es realmente verdad lo que los sabios nos dicen y si existe un lugar que nos acoge después de la muerte, tal vez el amigo que creemos extinto nos haya simplemente precedido.

Algunos cesan de vivir antes de comenzar a vivir. Este es el único motivo por el cual no nos podemos quejar de la vida: ella no retiene a nadie.

No tenemos que preocuparnos de vivir mucho tiempo, sino en vivir plenamente.

Lo importante es vivir bien, no vivir por mucho tiempo; y muchas veces vive bien el que no vive mucho.

Morimos cada día, cada día falta una parte de la vida.

Nos equivocamos en esto: en ver a la muerte frente a nosotros, como un acontecimiento futuro, mientras parte de ella ya quedo atrás. Cada hora de nuestro pasado pertenece a la muerte.

Después de la muerte no hay nada y la muerte tampoco es nada.

Cuando llegue la vejez, acéptala y ámala. Ella es abundante en placeres si sabes amarla. Los años que van gradualmente declinando están entre los más dulces de la vida de un hombre, aun cuando hayas alcanzado el límite extremo de los años, estos todavía reservan placeres.

Apresúrate en vivir bien y piensa que cada día es por sí solo una vida.

Es parte de la cura el deseo de ser curado.

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