Los hombres aman y odian sus vicios al mismo tiempo.
La envidia avista sólo lo que está próximo de sí, y admiramos con menos astucia lo que está distante.
Cualquier tipo de maldad es resultado de alguna deficiencia.
Hacer alarde de nuestra virtud significa que nos preocupamos con la fama y no con la virtud en sí.
¿No quieres ser justo en gozar de la fama del ser? Pues entonces ahora lo sabes: ¡muchas veces no podrás ser justo sin que hagan un mal juicio de ti! En tal circunstancia, si te comportas como sabio, hasta sentirás placer en ser mal juzgado por una causa noble.
Quien no tiene moral, no tiene derechos.
En el seno del hombre virtuoso existe Dios.
La virtud, aunque esté oculta, deja sus vestigios para quien es digno de ella.
Quien fue expulsado del reino de la verdad jamás podrá ser considerado un hombre feliz.
Dile todas estas cosas a los otros, de modo que al decirlas, tú también puedas oírlas.
Puedes conocer el espíritu de cualquier persona si observas cómo ella se comporta al elogiar y recibir elogios.
Que se calle aquél que hizo un beneficio. Que lo divulgue aquél que lo recibió.
La virtud es difícil de manifestarse, necesita de alguien para orientarla y dirigirla. Pero los vicios son aprendidos sin maestro.
Los hechos deben probar la bondad de las palabras.
Un crimen exitoso y favorecido por la suerte es llamado virtud.
Busca la satisfacción de ver morir tus vicios ante ti.
La principal y más grave punición para quien cometió una culpa está en sentirse culpado.
La embriaguez excita y trae a la luz todos los vicios, sacando ese sentido de pudor que constituye un freno a los malos instintos.
Nadie se preocupa en tener una vida virtuosa, sino sólo con cuánto tiempo podrá vivir. Todos pueden vivir bien, nadie tiene el poder de vivir mucho.
El esfuerzo llama siempre a los mejores.
Los vicios: es más fácil desarraigarlos que frenarlos.
El trabajo es el alimento de las almas nobles.
El inicio de la salvación es el conocimiento de la culpa.
La gloria es la sombra de la virtud, y siempre la acompañará, aun si ésta no quiere. Pero así como la sombra a veces precede y a veces sigue a los cuerpos, la gloria a veces se muestra visible frente a nosotros, otras veces, viene atrás de nosotros.
Existe mucha diferencia entre una vida tranquila y una vida ociosa.
Los vicios de otrora son las costumbres de hoy.
Quien vive en la tranquilidad, que sea más activo; quien vive en la actividad debe encontrar tiempo para descansar. Sigue a la naturaleza: ella te recordará que hizo el día y la noche.
El trabajo espanta los vicios que derivan del ocio.
Incluso de un corpúsculo disforme puede salir un espíritu realmente fuerte y virtuoso.
La compañía de la multitud es nociva: siempre hay alguien que nos enseña a gustar de un vicio, o que sin que lo percibamos, nos transmite ese vicio por completo o en parte. Cuanto más numerosas fueran las personas con las que convivimos, mayor es el peligro.
Vale la pena experimentar también la ingratitud para encontrar un hombre grato.
Cuanto mayor la prisa, mayor la distancia.