El puercoespín

Publicado por Antonio Carlos Santini 27 de agosto de 2013

El editor general carraspeó y comenzó:
-Señores…
Los grupitos se deshicieron y el editor general se volvió hacia mí:
-Bien, Sr. Santini… Confieso que estoy un poco incómodo… Es que este Consejo Editorial acaba de examinar sus originales para el próximo libro…
-Pues, sí.
-En verdad, nadie entendió nada de lo que usted escribió.
-Entonces, ¿no lo van a publicar?
-¡No! ¡Absolutamente! Su libro será el best-seller del próximo verano. ¿Cierto, Werneck?
El director de marketing abrió una amplia sonrisa y confirmó:
-¡Claro! La publicación inicial será de 100.000 ejemplares.¡Y ya tenemos contratos para traducción en Könnigsberg y Tombuctu!
Confuso con tantos desencuentros, tuve que preguntar:
-Pero… ¡¿Ustedes van a publicar mi libro aun sin haber entendido nada de lo que escribí?!
-Exactamente! Nadie compra un libro por entender su contenido. De hecho, es sólo después de comprar la obra que el lector va a descubrir si tiene o no la capacidad de comprender el mensaje.
-¿Y si no me entiende?
-Bien, el lector tiene varias alternativas. Puede admirar el hermetismo de la expresión del autor. Puede desconfiar que está ante un nuevo lenguaje, un nuevo “Finnegans Wake”, un “Grande Sertão: Veredas”… O en caso de desespero, puede admitir su propia ignorancia…
-Y entonces?
-Si la obra es tan hermética, tan llena de arcanos literarios, simbologías ocultas, rápidamente será objeto de varias tesis de magíster.
– ¿Y entonces?
– Señor Santini, ¿no se da cuenta? Ese será el momento de la segunda edición. Vamos a agregar unos dos o tres prefacios y un largo epílogo, conteniendo los comentarios de la crítica especializada.
Medio asustado con toda esa perspectiva, me atreví a preguntar:
– ¿Y qué es lo que va a decir la crítica especializada?
– Mire: como no entendieron nada, tendrán miedo de hablar mal. Harán largas incursiones por el universo semiológico, recorrerán las estructuras paradigmáticas, al fondo mitológico del “Homo Tropicalis”. Hasta ya encomendamos a Coutinho la primera crítica, para ser publicada el día del lanzamiento en red nacional.

– ¿Y qué es lo que va a decir sobre mi libro?
– Todavía no lo sabemos, porque él tampoco leyó los originales. Pero ya acordamos el título.
– ¿Cuál?
– “Heidegger y el Puercoespín”. ¿Le gusta?
-Bien, yo algo conozco sobre Heidegger… ¿Pero el puercoespín?
– Sr. Santini, ese es usted
– ¡¿Yo?! ¡¿Un puercoespín?!
-¡Sí! Un animal medio raro, desconocido de la masa, ausente de los grandes zoológicos, y sobre todo… ¡incómodo!
– ¡¿Incómodo, yo?!
– Es natural, ¿usted escribe un libro que nadie entiende y no quiere reconocer que nos incomoda?
– Pero si es así, ¿por qué van a publicarlo?

– Porque todo el mundo va a querer leer una obra imposible de ser entendida. Todos opinarán. Va a ser un indicador de sublimidad intelectual comentar en voz baja en círculos académicos: “Creo que no entendí muy bien las connotaciones del puercoespín y sus analogías con el sadomasoquismo”…
– Perdón, pero necesito preguntar: ¿están hablando en serio?
El Director de Ventas se puso de pie y casi me fulminó con sus ojos azul-petróleo:
– Sr. Santini, debo recordarle que ya invertimos medio millón de reales en esta campaña y toda Europa está rascándose de curiosidad (sin alusión al puercoespín) para saber del nuevo cult que viene de la tierra de las bananas. Y que tenemos un contrato de exclusividad firmado hace diez años, desde que usted escribió las “Historias de la abuela Xandoca”.
Pero ese era un libro infantil. Los niños leían y entendían…
– ¡Exactamente! ¡Y sólo vendió mil ejemplares! Menos mal que usted evolucionó y ahora logra escribir alguna cosa de grandes. Algo que nadie puede entender. Y que le dará independencia financiera a nuestra editora. ¡Propongo un brindis por el próximo éxito!

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