Atento a los montes, distancias,
reflexione y sorpréndase,
esto es Minas Gerais.
Lavanderas cantan en los ríos,
Sonidos de congado en las calles,
novenas, tercios, procesiones.
Desconfíe – sin embargo –
de la perennidad del eco
que retorna nuestros gritos.
Si en el valle oímos
estruendo de explosiones
es que horizontes se desmoronan:
no son eternas las montañas
antes – como en los pesebres –
frágiles son y desaparecen.